Sabemos que han sido múltiples consecuencias las que ha provocado la pandemia vivida por el Covid-19, y una de ellas ha sido la virtualidad, tanto para los estudiantes que tienen que recibir clases desde el hogar como para los padres de familia que deben de cumplir con teletrabajo.
Es una realidad virtual a la cual todos de alguna u otra forma debemos de acostumbrarnos, las reuniones entre amigos o familia no son las mismas, ahora nos conectamos por medio de una video llamada para poder compartir cerca, pero cada quien con su burbuja social desde casa, los abrazos y besos se convirtieron por medio de emojis, ahora decimos “cuando todo pase” nos volvemos a ver, a reunir, volveremos a ir a aquellos lugares donde solíamos pasar un tiempo agradable y visitar los hogares de nuestros seres queridos.
Atravesamos un momento difícil como sociedad y como individuos, se ha cambiado drásticamente la rutina de cientos de familias, esta situación que se refleja en cada una de ellas, no es menos compleja y comprende diferentes dimensiones como desde el ámbito socioemocional y conductual. En relación con este contexto, reconocemos que la mayoría de madres, padres y responsables de los y las estudiantes están trabajando de manera remota, a la vez que realizan labores del hogar y satisfacen las necesidades de alimentación, entretenimiento y educación “formal” de sus hijos e hijas.
A sabiendas de que esta es la realidad de muchas familias, no es recomendable abrumarse por el “tener que hacer” diariamente en casa todo lo que se hacía en la institución educativa. Esto tensa más la situación que se vive en las paredes de cada hogar con los estudiantes, alimentando aún más las emociones negativas provocadas por el aislamiento. Es usual que surjan muchas preocupaciones por parte de los miembros de la familia, principalmente porque muchos de ellos pueden creer que los estudiantes “se están atrasando” y aunque efectivamente se está dando una ruptura en su proceso de enseñanza y aprendizaje formal, lo cierto es que no debería de darse una ruptura en el proceso de aprendizaje no formal que se da en el hogar, y que al fin y al cabo es más importante en la vida de las personas actualmente.
Por eso, debemos recordar que los acontecimientos sociales no se desvinculan de las realidades de los hogares, por ello es necesario enlazar la realidad global con la realidad familiar, para promover el aprendizaje situado.
Mantener una buena higiene del sueño, alimentación y actividad física, dar importancia a planificar en familia las rutinas diarias, que incluyan actividades libres, de estudio, de trabajo de los padres de familia, del uso de las redes sociales para interactuar con sus pares y familiares, de colaborar en las labores del hogar, hacer partícipe a todos los miembros de familia. Lo más importante es propiciar un clima agradable a lo interno del grupo familiar, recordando que son con quienes compartimos día a día y son nuestro apoyo incondicional.
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