La teoría del apego del John Bowlby, nos sugiere que para los bebés y los niños es muy importante “desarrollar una relación de apego con al menos un cuidador principal para que su desarrollo social y emocional se produzca con normalidad”.
Hace algunos años atrás mi esposo y yo nos volvimos papás.
Al arrancar en esta nueva aventura, hemos recorrido un mar de retos, temores y alegrías que nos han permitido crecer como padres y como pareja pero también nos ha retado a analizar la forma en como nuestros papás nos criaron a nosotros y las repercusiones positivas y negativas en nuestra manera de ser hijos ahora que debemos actuar como padres.
Para decir la verdad, esto de ser padres es el reto más complicado al que nos hemos enfrentado y es que: para gustos, los colores…
Uno de los primeros retos que recuerdo en mi papel de mamá, fue enfrentar la crítica de muchos a mi alrededor porque siempre cargaba a mi hija, incluso cuando estaba dormida siempre estaba junto a mí… hasta aprendí a cocinar con la mano izquierda para poder cargarla con el otro brazo.
Recuerdo que, al llegar a alguna casa de visita, me decían que la dejara en alguna habitación mientras dormía, pero ¡que va! Yo no me sentía nada a gusto con eso de separarme de ella…
El primero día de clases de nuestra hija en el preescolar lloré tanto, que pasé todo el día con los ojos hinchados, tal como cuando yo era la niña y mi mamá se iba dejándome en ese lugar que me causaba tanto miedo… ahora luego de muchos libros, cursos y certificaciones en el tema entiendo que todo esto tiene nombre y se llama apego y vinculación.
La teoría del apego del John Bowlby, nos sugiere que para los bebés y los niños es muy importante “desarrollar una relación de apego con al menos un cuidador principal para que su desarrollo social y emocional se produzca con normalidad”.
Para que este vínculo se establezca de forma sana, es necesario que como padres podamos brindar toda la seguridad posible a nuestro bebé, abarcando todas las áreas y no solo los cuidados primarios o necesidades biológicas. Y es justamente aquí donde arrancamos a cuestionar muchas de las prácticas que tenían las familias de antes, donde frases como: “déjelo llorar que solo se calma” “ déjelo llorar, que no llora sangre” nos hace reflexionar sobre la forma en que queremos criar a nuestros niños.
Como parte de este proceso de crianza, es pertinente tener el objetivo claro para la vida de cada uno de nuestros niños en el futuro y para esto es imprescindible que revisemos la forma en que fuimos criados nosotros, es decir ver para el pasado y aprender de él.
Estilos de crianza
Según los autores, existen tres estilos de crianza definidos: el estilo de crianza controlador, el sobreprotector y el estilo de crianza firme pero amoroso.
Cada uno de ellos está definido por características particulares que permiten o impiden el desarrollo de habilidades para la vida, que al final de cuentas es lo que estamos llamados a fomentar en nuestros hijos.
La crianza firme pero amorosa es la que nos invita a comprender que tanto padres como hijos estamos en un mismo nivel, es decir, ambos estamos en una posición que nos permite amarnos y respetarnos los unos a los otros al tiempo que aprendemos y educamos para la vida.
Muy diferente a la frase: “porque yo soy su papá y aquí mando yo” ¿no les parece?
En este tipo de crianza, debemos partir del simple hecho de hacer o no hacer aquellos que creamos correcto para nosotros mismos.
Adoro la frase de Jane Nelsen, autora del programa de disciplina positiva, que quiero compartir con ustedes y dice: “de dónde sacamos la loca idea, que para que un niño se porte bien, primero tenemos que hacerlo sentir mal”.
Hermosa y dura …. ¿Cuántas veces nuestros papás-maestros nos hicieron sentir mal con miradas, palabras, gestos? Incluso a cuántos de los lectores, les agredieron físicamente en nombre del “respeto y la buena educación”.
Es por esto, que como padres debemos identificar nuestras heridas de la infancia y trabajar para curarlas, ya que de esta manera no estaremos pasando un trauma a nivel relacional a nuestros hijos y al contrario estaremos aportando en su adecuada salud mental para el futuro.
Nuestro objetivo debe ser siempre velar por los intereses de los niños y jóvenes y el amor es su derecho en todo su esplendor.
Modificar el estilo de crianza puede ser difícil, pero no es imposible
Como ya lo mencioné, el primer paso, es “evaluar” nuestra niñez, identificar las carencias y dificultades que nos han acompañado a lo largo de la vida y trabajar con ellas. Sanar nuestro niño interno.
Seguido debemos convencernos sobre prácticas de crianza donde la ridiculización, la agresión física, verbal y emocional no construyen de ninguna forma, por lo que deben erradicarse por completo y ser tachadas como prácticas que violentan de todas maneras la infancia y la niñez
El tercer paso es buscar ayuda y aprender nuevas estrategias que permitan desarrollar primero en cada uno de nosotros las habilidades que deseamos inculcar a los hijos.
Es todo un cambio de paradigma, pero estoy segura que con constancia y paciencia se puede lograr.
Algunas recomendaciones para iniciar este nuevo reto:
- Sea paciente, con todos, especialmente con usted mismo.
- Sea compasivo y tolerante.
- Practique el respeto mútuo y buen trato.
- Sea amoroso, mucho cada vez que pueda.
- Disfrute del tiempo con sus hijos.
- Sea empático.
- Trabaje límites, y estructura recuerde que estos dan seguridad a los niños y adolescentes.
- Sea coherente entre lo que dice y hace.
- Facilite espacio que permita que sus hijos aprendan y desarrollen las habilidades para la vida que necesitan para vivir en sociedad.
- Promueva la sana autoestima cada vez que pueda.
- Infórmese sobre el tema y busque expertos que puedan comprenderle y apoyarle en esta nueva experiencia.
Personalmente les comento que enfrentarse a reparar viejos patrones no es sencillo, pero con amor y constancia podemos hacer las cosas diferentes y así entregar a la sociedad futuros papás más preparados, y sanos a nivel emocional.
La familia es y debe seguir permaneciendo como el núcleo que da sentido a todo lo demás, por lo que debemos potenciarla como la gran inversión que es. Anímese y cambie paradigmas todos juntos podemos. Juntos somos más.
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Fuentes consultadas
Jane, N y Lynn Lott.(2012). Disciplina Positiva para adolescentes. MEDICI
Inés D.(2019) El apego. Cómo nuestros vínculos nos hacen quienes somos. Ed. Lugar.