Disfrutar en casa las vacaciones

Para la mayoría de instituciones educativas, se acercan las vacaciones de medio año y con ellas las preguntas de los chicos:

¿Qué vamos a hacer?, ¿vamos a ir a algún lado?, ¿nos vamos a quedar todas las vacaciones en casa? O las expresiones “que aburrido”, “ya no quiero estar en casa”, “quiero salir”, entre otras expresiones o preguntas que abruman a los padres de familia y más si estos siguen con teletrabajo. 

Pero estas vacaciones ¡serán diferentes! Así es como hay que presentárselas a los chicos e idear estrategias (si, más de las que hemos ideado en todo este tiempo en casa) pero esta vez no se incluirían tareas ni clases virtuales, si no, estructurar el tiempo libre. Aunque suene extraño, pero en vacaciones también debería de existir y mantener una rutina. Claro que puede ser más flexible, pero sí que los chicos y jóvenes tengan prioridades y actividades establecidas durante el día a día. Es importante tener una buena comunicación con los hijos, explicarles, hacerles ver la situación actual y poder llegar a acuerdos entre toda la familia, poder compartir de un tiempo sano y aprovecharlo al máximo.

La flexibilidad es importante para mantener la organización que tenemos dentro del núcleo familiar también en vacaciones, y que exista cierta continuidad en las obligaciones de los hijos. En periodos de tiempo libre podemos relajarnos un poco y aumentar la flexibilidad de nuestras exigencias, como por ejemplo con pequeños cambios en los horarios de comida, o permitirles irse a la cama un poco más tarde.

Las vacaciones son consideradas como un escape, una oportunidad para alejarse de las responsabilidades y obligaciones laborales para los adultos y obligaciones académicas para los hijos, pero ¿cómo disfrutar de estas vacaciones en medio de la pandemia mundial por el Covid-19?.

Las vacaciones en casa sirven para poder disfrutar en familia del espacio en donde siempre estamos compartiendo. No hay nada como la sensación de saber que no tendrás que levantarte temprano al día siguiente para ir a trabajar o que puedes levantarte y trabajar desde casa sin la tensión de estar pendiente de las clases virtuales de los hijos. Pero para muchos, las vacaciones representan momentos de tensión al pensar que los planes de marcharse fuera se han visto frustrados por culpa de un imprevisto del cual no tenemos el control. Esto puede causar frustración y hasta puede afectar el disfrute del merecido tiempo de descanso.

Las vacaciones no tienen que ser sinónimo de salir de casa e ir a un lugar diferente, sea cerca de una playa, un río o un lago. Si bien es muy confortante, no es indispensable irse fuera para poder aprovechar este tiempo de ocio.

Algunas ideas que les pueden ayudar a los padres de familia en estas vacaciones inusuales:

  • Realice una rutina diaria, en donde se encuentren las labores diarias y prioridades de todos los miembros de la familia, si papá o mamá deben de trabajar, colóquelo, así los hijos entenderán que hay un tiempo y lugar para todo durante el día. 
  • Controle el tiempo de dormir. Dormir bien y placentero es clave para recobrar energía y aporta salud a nuestro cerebro. Sin embargo, si se pasa durmiendo todo el día, los lapsos activos serán muy cortos y no se tendrá una buena higiene del sueño. 
  • Planifique las actividades lúdicas: no sobrecargar, dar espacio al tiempo libre, de ocio, de aburrimiento (aunque suene extraño, pero al dar paso a este espacio, los niños producen con creatividad). 
  • Fomente el aprender nuevas habilidades.
  • Organice “reuniones” virtuales con amigos o familiares: así todos se sentirán cerca compartiendo, pero cada burbuja social dentro de su hogar. 
  • Aliarse de la creatividad en este tiempo es lo ideal: invente “paseos” dentro de casa. Por ejemplo, puede realizar un picnic en el jardín o crear una tienda de campaña en la sala. Para los más grandes se puede crear un cine dentro de casa, colocar cortinas oscuras, almohadas o alfombras confortables, rally de videojuegos, noche de teatro, de juegos de mesa… entre otras actividades de gusto de cada familia. 
  • Mantenga hábitos saludables aunque estén en vacaciones. Tener una alimentación balanceada y practicar alguna actividad física les permitirá a los chicos y jóvenes mantenerse activos. 

El objetivo es llegar a acuerdos que no desestabilicen el núcleo familiar y permitan pasar unas semanas de descanso (para los hijos) y de teletrabajo (para muchos padres) que ayuden a estrechar los lazos entre toda la familia. Mantenernos dentro de nuestra burbuja social y al mismo tiempo disfrutar puede ser posible, la clave es tener una comunicación asertiva y empatía con todos los miembros de la familia. 

Servicios que podrían interesarte

Más allá de la frase: Quédate en casa.

Lo que ocurre en la realidad de algunas mujeres

En estos días de aislamiento social, he podido reflexionar mucho sobre todas esas voces que siempre me hablan en mi cabeza.

Los primeros días de quedarme en casa, he de confesar: ¡lo disfruté!  Aproveché para compartir con mi hija tiempo que hace días no había podido por andar corriendo de allá para acá por las obligaciones laborales; mi esposo estaba feliz de nuevo comía comida preparada por mí, y ese closet que tenía pendiente de arreglar hace meses, ya estaba arreglado. Bien, los primeros días todo estaba bien.

Me quedo en casa

Cuando se recibe la noticia de parte del centro educativo “se suspenden lecciones”, viene consigo las preguntas de “¿y ahora qué hacemos?, ¿Quién los va a cuidar?, ¿con que se van a entretener?”. Muchos padres de familia podrían pensar en la “locura” que trae estar todos en casa en estos días de prevención y cuidado. Más aún si los padres deben de continuar con su trabajo desde casa, ya que esto significa no poder dedicarle tiempo completo a los hijos en casa, pero estar pendiente de todo, los hijos, la comida, la casa, el trabajo, y demás actividades diarias dentro de casa.

Es por esto, que le brindamos una serie de recomendaciones para que estos días de tanto ajetreo en casa no se vuelvan un estrés, sino más bien, un tiempo de compartir todos pero en diferentes actividades cada uno. 

  • Explique la situación que presenta el país a sus hijos, el porqué están todos en casa, y las modificaciones en la rutina diaria.
  • Mantengan una sana comunicación, escuche a sus hijos, conversen de forma asertiva. 
  • Realice una nueva rutina en casa, establezca horarios para todos los miembros de la familia, tanto como para el baño, comidas, tareas académicas, uso de tecnología, ratos libres, responsabilidad de mascotas, sueño, entre otras importantes dentro de la rutina familiar. 
  • Haga partícipe a sus hijos en la creación de la rutina del día siguiente, así no les tomará por sorpresa las actividades estipuladas.   
  • Priorice las actividades a realizar durante el día.
  • Proponga un espacio libre, en el cual sus hijos estén lejos de tecnología y busquen de otro tipo de juegos que no siempre sean los comunes, así se verán sorprendidos. 
  • Despierte la creatividad de la familia, propongan entre todos las actividades libres a realizar o lo que vayan a cocinar, entre otras. 
  • Pueden realizar entre todos los miembros de la familia, un recipiente y le llaman con el nombre “si me aburro…” y dentro de él colocan tarjetitas o pedacitos de hoja con alguna actividad escrita, por ejemplo: “regar las plantas, dibujar con pintura, recortar cartón…” entre otras actividades adaptadas según la edad de sus hijos y así tendrán múltiples opciones como “plan b”. 

Le invitamos a conocer nuestros servicios y como en conjunto podemos fortalecer estas habilidades para un desarrollo pleno.

Servicios que podrían interesarte

Soy mamá y siento culpa

Siento culpa, y trato de disimularlo…

Cada vez  que tengo la posibilidad de hablar con otras mujeres que han decidido ser madres igual que yo, terminamos hablando de las miles de culpas que nos agobian.

Ser mamá es un papel muy demandante y agotador. Recuerdo una oportunidad donde en mis primeros meses de gestación le pregunté al doctor: ¿doctor cuándo voy a sentir a mi bebé? El con una sonrisa en la cara me dijo: una vez que lo sientas no lo vas a dejar de sentir jamás.

Ahora, años más tarde, entiendo con claridad las sabias palabras del doctor. Y es que los hijos se sienten todos los días, 24/7. Yo quería sentir sus movimientos en mi vientre,  y él con claridad total del proceso, lo que me quiso decir fue: “prepárese que esta montaña rusa apenas arranca”.

Si es cierto, como mamá amo a mi hija, pero a veces solo a veces quiero desaparecer y  trato de pensar en aquellos tiempos donde no cargaba tanta responsabilidad sobre mí.

Recuerdo aquellas noche de soltería, donde sentada en mi cama, pensaba ¿qué iba  a hacer con tanto tiempo libre?… ¡ah tiempos aquellos!, ¡ahora no me alcanza el día!

Las primeras culpas

Recuerdo que la primera culpa horrible que sentí fue el día que pensé que mi hija se había muerto; ella estaba profundamente dormida… claro yo con toda esa información de la muerte súbita, la vi quieta y pensé en lo peor… Ese día casi mato a mi esposo del susto. Imagínense a esta mujer post parto con las emociones en el piso pegar gritos diciendo que la bebé de días estaba muerta.

Luego la lactancia, ¿quién te dice como madre que la lactancia es taaaan complicada? Que si sale poca leche, que coma avena para que sea más nutritiva, que tome mucha agua, que no coma esto porque dan cólicos o aquello para que no desarrolle alergias y todo eso para que al final, se pegue a la teta y se duerma en cinco minutos…  y de nuevo va la culpa, porque yo en el ideal de buena madre quería que solo tomara leche materna.

Las primeras idas al pediatra fueron terribles para mí. Cada cita era escena de llanto. Mi hija siempre estuvo por debajo de la curva. Léase y entiéndase: mala madre, no alimenta bien a su hija.

¿Adivinen qué?  ¡Sí! ¡Más culpa!

Pero bueno, todo tiene que pasar ¿cierto?

Pasaron los meses y con ellos la resignación de que hay momentos en que nada de lo que hagas por más buena intención da resultado.

Hora de regresar al trabajo:

Una vez que me estaba recuperando del dolor de los primeros meses, el tema de la lactancia, mis dolores corporales y que las hormonas se controlaran, llegó el momento: ese que no queremos que llegue, regresar a trabajar.

¿Qué les cuento? Comencé a llorar quince días antes…

Cada vez que  veía a mi nena acostada en su cunita tranquila, yo lloraba y aún no salía a trabajar!

Me incorporé poco a poco a la dinámica de mis trabajos. ¡Sí!

Trabajos, porque tenía dos: uno de 7:00 am a 3:00 pm y otro de 4:00 pm  a 8:00 pm; así solo porque me gustaba mucho trabajar, o quizás, porque pensándolo bien… fue una de las respuestas a mi disertación de soltera sobre qué hacer con tanto tiempo libre.

Siguiente culpa por favor…

Entré a trabajar y fue terrible, me sentía liberada porque tenía espacio para mí. Y a la vez culpable por esa sensación de no ser solo madre, sino no también profesional.

Bueno, la culpa fue ta,l que renuncié a uno de mis trabajos… necesitaba ser mamá  y no ser juzgada por otras mujeres que creían que trabaja mucho y que los niños crecen y ocupan a su mamá.

Culpa, culpa  y más culpa.

Puedo seguir enumerando muchas más culpas que he depositado en mi saco: cuando entró al Kínder, y se quedaba llorando, cuando traía la comida entera en la lonchera, cuando la cambié de escuela y decía que tenía miedo porque no conocía a nadie.

Y ¿por qué escribo esto?

Porque estoy segura que usted, así como yo, siente mucha culpa. Culpa por lo que hizo, por lo que dejé de hacer, por lo que pensó y no compartió.

Culpa por lo que piensan sus amigas, familias y vecinos, por aquello que siente en su corazón y le da miedo expresar por temor al qué dirán.

Culpa por trabajar tanto y regresar a la casa a estudiar de noche, culpa por dedicarse solo a los hijos y no aportar económicamente: culpa, culpa y  más culpa!

¿Por qué nos gusta tanto la culpa?

Nos gusta tanto que a veces le agregamos miedo, la combinación perfecta ¿no creen?

Pero es hora de la verdad, culpables o no nuestro rol es un rol maravilloso, escuchar la palabra “mamá” nos hace olvidar, perdonar y sobre todo nos lleva a inventarnos y re inventarnos para poder dar lo mejor de nosotras a esos hermosos ojos que nos miran y nos siguen en su andar.

El ser mamá me ha enseñado que el miedo y la culpa serán mis mascotas para siempre y que depende de mí si les permito dominarme o soy yo quien los domina.

He llegado a la conclusión de que la culpa, no es más que un accesorio que viene  en el regalo y como parte de él hay que disfrutarlo.

Así que no niegues más la culpa, vívela, abrázala y sigue adelante, te hace más fuerte, más resistente a las batallas que están por venir. Sabias palabras dice mi mamá: “hijos pequeños, problemas pequeños; hijos grandes, problemas grandes”.

¿Qué dices? ¿Seguimos juntas en este camino?

Si la respuesta es sí, entonces te comparto algunos trucos que uso para sobrellevar la culpa y los miedos, a mí me han funcionado:

  1. Lo primero es recordar que ser mamá no significa tener súper poderes: reconocer nuestras limitaciones es un paso de suma importancia.
  2. Tener espacios donde nuestro rol no sea solo de madre es imprescindible. Tenemos posibilidad de jugar otros roles: profesional, esposa, amiga, hija esto  nos hace liberar estrés y nos brinda mayor seguridad con nuestros hijos.
  3. Sacar  tiempo para uno.
  4. Haga algo que le apasione, aunque sea solo unos minutos.
  5. Recuerde lo afortunada que es al tener a sus hijos  a su lado, durmiendo bajo el mismo techo.
  6. Siéntase amada, primero por usted misma y luego por los suyos.
  7. Dese tiempo libre. ¡ Si se puede! Dormir una siesta corta, leer un artículo, ver una serie.
  8. Salga sola de vez en cuando con sus amigas, pareja o familia, le aseguro que al volver se sentirá mucho mejor.
  9. Converse de sus miedos y culpas con personas de su confianza, se dará cuenta que somos muchísimas las que padecemos de estos sentimientos.
  10. Sea positiva, viva un día a la vez y priorice, primero su bienestar emocional y psicológico luego todo lo demás, recuerde que no podemos dar a otros de aquello que no tenemos
  11. Si se siente sola, o desesperanzada, busque ayuda de profesionales, hay especialistas en estas áreas que pueden brindar recomendaciones sencillas que pueden ayudarnos mucho.

Y sobre todo, recuerda lo maravillosa que te sientes al dar y ser tu mejor versión todos los días y que a pesar de esto, de adultos, nuestros hijos van a decir: “la culpa de todo esto lo tiene mi madre”.

Alejandra Rojas, Mamá y psicóloga de profesión.

One to One | Correo: ale@onetoone.cr

Servicios que podrían interesarte