Déficit atencional en niños y adolescentes: ¿qué es?¿cuándo buscar ayuda?

El Trastorno de Déficit Atencional es una afección que afecta a millones de niños y jóvenes en el mundo. Incluye dentro de sus principales características: dificultades para mantener la concentración, controlar los impulsos, así con patrones de actividad o hiperactividad o patrones de pasividad de forma notoria.

En los niños y adolescentes que presentan estas características es usual observar en ellos dificultades a nivel emocional, como baja autoestima,  problemas a nivel académico así como dificultades a nivel social, especialmente relacionados con su poco control de impulsos.

Los síntomas iniciales pueden observarse alrededor de los 3 años de edad y conforme el niño se hace más grande el patrón de comportamiento es más evidente y las características se mantienen hasta la vida adulta.

Subtipos

Existen tres subtipos de TDA  a saber:

  • Falta de atención predominante: en esta categoría, la mayoría de los síntomas corresponden a la falta de atención.
  • Conducta hiperactiva/impulsiva predominante: en este subtipo los síntomas son la hiperactividad e impulsividad.
  • Combinado. Esta es una mezcla de síntomas de falta de atención y síntomas de hiperactividad/impulsividad.

Características posibles

Un niño o adolescente que presenta de forma regular y en diversos escenarios conductas como las siguientes, podría estar experimentando un déficit atencional en alguno de sus subtipos:

  1. Pierde constantemente el suéter, los uniformes de cambio, los zapatos o la lonchera.
  2. Extravía materiales de clase como libros, cuadernos, lápices.
  3. Los cuadernos están incompletos y los mensajes a casa son recurrentes por este tema.
  4. Olvida entregar tareas, trabajos a pesar de haberlos hecho, y cuando se le pregunta indica: “ el profesor no los pidió”
  5. Se observa muy activo a lo largo del día: se levanta recurrentemente de su sitio, no logra periodos de atención largos.
  6. Se observa “en otro mundo” 
  7. Comete errores en pruebas como saltarse preguntas, dejar en blanco páginas completas.
  8. En matemática comete errores por no prestar atención a detalles.
  9. Se le dificulta seguir instrucciones con más de dos comandos a la vez.
  10. A veces parece no escuchar, a pesar de mirarle a los ojos.
  11. Se le dificulta el orden y la estructura tanto en el hogar como el centro educativo.
  12. Le disgusta hacer tareas de la escuela o el colegio.
  13. Es inquieto, mueve parte de su cuerpo con movimientos cortos y de manera constante
  14. Habla constantemente.
  15. Las respuestas suelen ser impulsivas y poco coherentes con lo que se le indica.
  16. Interrumpe conversaciones, no puede levantar la mano y esperar su turno.
  17. No logra esperar su turno en juegos y otras actividades.

Si usted como familia o maestro a notado algunas de estas características, es importante que busque ayuda de un profesional en el área que pueda ayudarle, ya que estos estudiantes requieren de apoyo tanto a nivel individual, familiar así como en el centro educativo con el fin de que obtenga todas las estrategias y metodologías necesarias para aprender a vivir y disfrutar de sus características.

Recuerde que el trabajo a nivel interdisciplinario siempre brindará mayor resultado que los esfuerzos aislados. En trastornos como el descrito, es importante la valoración de un médico especialista, que pueda sugerir la pertinencia del uso de medicamentos, la participación del área psicopedagógica para lo que tiene que ver con el área académica, así como el trabajo en el área emocional. Todo sin olvidar las estrategias y apoyos a nivel curricular y metodológico con los que los docentes puedan apoyar el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Le invitamos a conocer nuestros servicios y como en conjunto podemos fortalecer estas habilidades para un desarrollo pleno.

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Desarrollo cognitivo desde la alimentación


La función cognitiva comprende todos aquellos procesos relacionados con el pensamiento, entre los cuales se incluyen la memoria, el razonamiento, el desarrollo del lenguaje, la resolución de problemas o la toma de decisiones. Durante los primeros años de vida, el desarrollo cognitivo va a determinar el aprendizaje y la capacidad de procesar mejor y entender todo lo que sucede en el entorno. Es decir, lo que el niño escucha, entiende y ve. Todo ello es clave en edades posteriores para lograr un mejor rendimiento escolar y un mayor éxito en la vida adulta.

Se considera que la función cognitiva de una persona es el resultado de la interacción de factores genéticos y ambientales, entre los que se encuentra la alimentación. La alimentación incide directamente en el desarrollo del cerebro, el aporte que brinda cada alimento como las vitaminas y minerales juegan un papel importante en el organismo. 

Una nutrición adecuada en la etapa perinatal (gestación, lactancia e infancia) es un factor crítico, ya que los procesos del desarrollo neurológico se inician en la etapa fetal alrededor de la semana 20 después de la concepción, alcanzan un máximo en el tercer trimestre de la gestación (semanas 32 a la 40 de gestación) y continúan tras el nacimiento durante los primeros años de vida.

El tipo de alimentación durante los primeros meses de vida está asociada al desarrollo intelectual en los años posteriores. En particular, es conocido que la lactancia materna se relaciona con un mayor desarrollo intelectual y psicomotor del niño, independientemente de los factores socioeconómicos que interactúan.

Algunas de las patologías por desgracia cada vez más frecuentes en la edad preescolar y escolar, como son los trastornos del déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y los trastornos del espectro autista, se asocian frecuentemente a deficiencias de tipo nutricional, y algunos estudios han conseguido mejoras significativas a través de una modificación en la alimentación de los niños.

Las áreas fisiológicas relacionadas con los alimentos funcionales, son tales como: crecimiento y desarrollo en la primera infancia, regulación de los procesos metabólicos básicos, sistema cardiovascular, sistema gastrointestinal, rendimiento cognitivo y rendimiento/mejora del estado físico.

Importancia de cada alimento:

Proteínas

Son los ladrillos necesarios para crecer y reparar daños en el cuerpo. Se encuentran en: carnes, pescados, mariscos, huevo, lácteos y granos como frijoles, arvejas y lentejas.

Carbohidratos

Nos dan energía y calor para movernos y desarrollar todas las actividades diarias. Son de origen vegetal. Se encuentran en: cereales: maíz, trigo, arroz y sus productos (harina y pastas), verduras, entre otros. 

Grasas

Son la fuente más concentrada de energía para nuestro cuerpo y cerebro. Participa en diferentes funciones específicas y forman parte de los tejidos del cuerpo y de algunas vitaminas y hormonas. Son fuente de calorías para los niños. Se encuentran en: carnes rojas, leche, queso, aceites vegetales (girasol, maíz, ajonjolí), margarina, aguacate, aceitunas, algunas semillas como el maní, pistacho, almendras y nuez.

Vitaminas

Ellas son las vitaminas A,D,E,K,C, complejo B, y el ácido fólico. Cumplen funciones esenciales para el organismo. Ayudan en el proceso de transformación de energía y favorecen el sistema de defensa del cuerpo contra las enfermedades. Se encuentran en casi todos los alimentos en especial en las frutas y hortalizas de origen animal.

Minerales

Los principales minerales que se encuentran son calcio, hierro, yodo, y el zinc. Ellos participan en diversas funciones específicas y forman parte de los tejidos del cuerpo. Los minerales intervienen en el crecimiento, reproducción del ser humano, la función muscular, entre otros. Se encuentran principalmente en alimentos de origen animal.

Fibra

Ayudan con el bienestar del sistema digestivo y previene el colesterol en la sangre. Se encuentran en: los alimentos de origen vegetal, como hortalizas (zanahoria, tomate, lechuga y pepino), frutas (melón, naranja y manzana), granos (arvejas, lentejas y frijoles), verduras con cáscara y cereales integrales.

Se evidencia como la nutrición (que depende de la alimentación que llevemos) condiciona el desarrollo y la salud cerebral. Esto a su vez condiciona la función cognitiva, e incluso determinados nutrientes pueden prevenir los daños relacionados con el envejecimiento. También la alimentación puede influir en el metabolismo, pero además las alteraciones de éstos influyen en el metabolismo que a su vez puede modificar la capacidad cognitiva. Debido a esto, la mala nutrición en la etapa de la infancia y adolescencia atrofia el crecimiento físico y cognitivo. Por lo tanto, es de suma importancia de mantener un equilibrio integral para garantizar un desarrollo óptimo.

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