Gamificación

El lado positivo de los videojuegos

 

Dra. Krystel Sánchez Alemán

Psicóloga

Código 10208

One to One

coach@onetoone.cr

6095-3700

 

En la actualidad, el tema de los videojuegos se ha vuelto muy recurrente y es común leer y escuchar sobre los múltiples factores de riesgo que pueden traer o representar los videojuegos, haciendo énfasis en los aspectos negativos de su existencia y el empleo tanto en niños como en adolescentes.

Cabe destacar que dichos señalamientos no son hechos por gusto de quienes redactan estos artículos o exponen estas ideas, ya que tienen una base real, comprobada y evidente en el comportamiento de los chicos que vemos a diario en estos días.

No obstante, el uso de los videojuegos tiene o debería tener relación estrecha con la presencia de los padres o encargados legales, que velan por el uso medido así como la edad de los menores de edad usuarios de estos juegos o plataformas. De manera que la responsabilidad no recae sobre el videojuego en sí, si no en la cercanía y capacidad de intervención del adulto.

Es por esta razón que antes de entrar en el tema de las ventajas de los videojuegos, quisiera compartir con vos información clave para poder tomar decisiones en cuanto a estos juegos.

En el año 1994 el Entertainment Software Association (ESA) creó el ESRB que clasifica los juegos en categorías, las cuales permiten al consumidor conocer el contenido y tomar acciones respecto a esto. Es así como se clasifican generalmente:

  • EC (Early Childhood) que es apto para niños pequeños
  • E (Everyone) que es para todo público
  • E10+ (Everyone 10 and up) de diez años en adelante
  • T (Teen) adolescentes de trece años en adelante
  • M (Mature 17+) jóvenes de diecisiete en adelante
  • AO (Adults only) sólo adultos

Lo anterior permite al adulto a cargo del menor de edad tener el control del contenido y así ampararse de esto para establecer límites y reglas en cuanto al uso de estos juegos, evitando el señalamiento de los juegos como tal y asumiendo la responsabilidad de lo que se adquiere para ellos.

Por otra parte, es importante resaltar también los beneficios que estos juegos tienen, observándolos y posicionándolos como herramientas de aprendizaje y no únicamente como factores de riesgo para los menores de edad.

Es de ahí donde surge el término “gamificación”, de la concepción del videojuego como herramienta de aprendizaje y mediante la cual se adquieren aprendizajes y destrezas que son útiles en la vida de la persona.

Adicionalmente, cabe destacar que el uso que se dé a los videojuegos debe ser controlado y con medida, por lo que es necesario que siempre existan límites en cuanto a las horas que pasan los chicos frente a una pantalla, esto principalmente por temas de otras responsabilidades y la adquisición de habilidades blandas que son adquiridas en la convivencia con otras personas. Es así como procederé a contarte un poco de las ventajas de los videojuegos en la vida de una persona.

  1. Desarrollo de la materia gris

Se dice que con treinta minutos al día es suficiente para estimular partes del cerebro como el hipocampo y el cerebelo, los cuales favorecen en el desarrollo de habilidades tales como: la memoria, estrategias y la capacidad de planificación.

  1. Desarrollo de la creatividad

Esto principalmente para la solución de problemas, ya que los chicos aprenden a solucionar un mismo aspecto de diferentes formas debido a la naturaleza de los juegos en donde dependen de ellos mismos y deben ser estratégicos.

  1. Toma de decisiones y capacidad de mantenerse alerta

Aumenta la atención a detalles, la respuesta a situaciones es más veloz, así como el análisis de lo que ocurre para finalmente tomar una decisión, la cual tiende a ser acertada.

  1. Disminuyen los niveles de estrés

Al realizar una actividad que resulta placentera y se descargan las tensiones mediante el juego.

  1. Mejoría en visión y coordinación mano-ojo

El uso moderado de los videojuegos permite que exista una mejoría en visión, ya que los chicos deben poner atención a lo que sucede, así como identificar mejor los detalles.

  1. Socialización y alfabetización virtual

Mediante los videojuegos en línea los chicos aprenden a conocer a otras personas, de diferentes lugares y culturas, expandiendo con ello su conocimiento en lenguaje incluso.

Adicionalmente, los videojuegos pueden servir como una herramienta de unión familiar. Esto dependiendo del involucramiento que tengan los adultos con sus hijos y la disposición a aprender y a utilizarlos como herramienta.

Ahora podés ver que los videojuegos no son malos, si no que se les ha dado una connotación negativa.

Está en nosotros y es nuestro poder como adultos el mejorar esto: propiciando  espacios armoniosos que nos permitan el crecimiento de los chicos, al mismo tiempo que se supervisa el material y contenido de los videojuegos de los que son usuarios nuestros hijos.

Al cambiar nosotros como adultos nuestra percepción y ubicarlos como una herramienta de mejoría en rendimiento, velocidad y precisión para ellos, entre otros más factores que te mencioné, haremos que la gamificación sea vista positivamente y el desempeño de nuestros hijos mejore.

 

Servicios Relacionados:

 

 

Soy mamá y siento culpa

Siento culpa, y trato de disimularlo…

Cada vez  que tengo la posibilidad de hablar con otras mujeres que han decidido ser madres igual que yo, terminamos hablando de las miles de culpas que nos agobian.

Ser mamá es un papel muy demandante y agotador. Recuerdo una oportunidad donde en mis primeros meses de gestación le pregunté al doctor: ¿doctor cuándo voy a sentir a mi bebé? El con una sonrisa en la cara me dijo: una vez que lo sientas no lo vas a dejar de sentir jamás.

Ahora, años más tarde, entiendo con claridad las sabias palabras del doctor. Y es que los hijos se sienten todos los días, 24/7. Yo quería sentir sus movimientos en mi vientre,  y él con claridad total del proceso, lo que me quiso decir fue: “prepárese que esta montaña rusa apenas arranca”.

Si es cierto, como mamá amo a mi hija, pero a veces solo a veces quiero desaparecer y  trato de pensar en aquellos tiempos donde no cargaba tanta responsabilidad sobre mí.

Recuerdo aquellas noche de soltería, donde sentada en mi cama, pensaba ¿qué iba  a hacer con tanto tiempo libre?… ¡ah tiempos aquellos!, ¡ahora no me alcanza el día!

Las primeras culpas

Recuerdo que la primera culpa horrible que sentí fue el día que pensé que mi hija se había muerto; ella estaba profundamente dormida… claro yo con toda esa información de la muerte súbita, la vi quieta y pensé en lo peor… Ese día casi mato a mi esposo del susto. Imagínense a esta mujer post parto con las emociones en el piso pegar gritos diciendo que la bebé de días estaba muerta.

Luego la lactancia, ¿quién te dice como madre que la lactancia es taaaan complicada? Que si sale poca leche, que coma avena para que sea más nutritiva, que tome mucha agua, que no coma esto porque dan cólicos o aquello para que no desarrolle alergias y todo eso para que al final, se pegue a la teta y se duerma en cinco minutos…  y de nuevo va la culpa, porque yo en el ideal de buena madre quería que solo tomara leche materna.

Las primeras idas al pediatra fueron terribles para mí. Cada cita era escena de llanto. Mi hija siempre estuvo por debajo de la curva. Léase y entiéndase: mala madre, no alimenta bien a su hija.

¿Adivinen qué?  ¡Sí! ¡Más culpa!

Pero bueno, todo tiene que pasar ¿cierto?

Pasaron los meses y con ellos la resignación de que hay momentos en que nada de lo que hagas por más buena intención da resultado.

Hora de regresar al trabajo:

Una vez que me estaba recuperando del dolor de los primeros meses, el tema de la lactancia, mis dolores corporales y que las hormonas se controlaran, llegó el momento: ese que no queremos que llegue, regresar a trabajar.

¿Qué les cuento? Comencé a llorar quince días antes…

Cada vez que  veía a mi nena acostada en su cunita tranquila, yo lloraba y aún no salía a trabajar!

Me incorporé poco a poco a la dinámica de mis trabajos. ¡Sí!

Trabajos, porque tenía dos: uno de 7:00 am a 3:00 pm y otro de 4:00 pm  a 8:00 pm; así solo porque me gustaba mucho trabajar, o quizás, porque pensándolo bien… fue una de las respuestas a mi disertación de soltera sobre qué hacer con tanto tiempo libre.

Siguiente culpa por favor…

Entré a trabajar y fue terrible, me sentía liberada porque tenía espacio para mí. Y a la vez culpable por esa sensación de no ser solo madre, sino no también profesional.

Bueno, la culpa fue ta,l que renuncié a uno de mis trabajos… necesitaba ser mamá  y no ser juzgada por otras mujeres que creían que trabaja mucho y que los niños crecen y ocupan a su mamá.

Culpa, culpa  y más culpa.

Puedo seguir enumerando muchas más culpas que he depositado en mi saco: cuando entró al Kínder, y se quedaba llorando, cuando traía la comida entera en la lonchera, cuando la cambié de escuela y decía que tenía miedo porque no conocía a nadie.

Y ¿por qué escribo esto?

Porque estoy segura que usted, así como yo, siente mucha culpa. Culpa por lo que hizo, por lo que dejé de hacer, por lo que pensó y no compartió.

Culpa por lo que piensan sus amigas, familias y vecinos, por aquello que siente en su corazón y le da miedo expresar por temor al qué dirán.

Culpa por trabajar tanto y regresar a la casa a estudiar de noche, culpa por dedicarse solo a los hijos y no aportar económicamente: culpa, culpa y  más culpa!

¿Por qué nos gusta tanto la culpa?

Nos gusta tanto que a veces le agregamos miedo, la combinación perfecta ¿no creen?

Pero es hora de la verdad, culpables o no nuestro rol es un rol maravilloso, escuchar la palabra “mamá” nos hace olvidar, perdonar y sobre todo nos lleva a inventarnos y re inventarnos para poder dar lo mejor de nosotras a esos hermosos ojos que nos miran y nos siguen en su andar.

El ser mamá me ha enseñado que el miedo y la culpa serán mis mascotas para siempre y que depende de mí si les permito dominarme o soy yo quien los domina.

He llegado a la conclusión de que la culpa, no es más que un accesorio que viene  en el regalo y como parte de él hay que disfrutarlo.

Así que no niegues más la culpa, vívela, abrázala y sigue adelante, te hace más fuerte, más resistente a las batallas que están por venir. Sabias palabras dice mi mamá: “hijos pequeños, problemas pequeños; hijos grandes, problemas grandes”.

¿Qué dices? ¿Seguimos juntas en este camino?

Si la respuesta es sí, entonces te comparto algunos trucos que uso para sobrellevar la culpa y los miedos, a mí me han funcionado:

  1. Lo primero es recordar que ser mamá no significa tener súper poderes: reconocer nuestras limitaciones es un paso de suma importancia.
  2. Tener espacios donde nuestro rol no sea solo de madre es imprescindible. Tenemos posibilidad de jugar otros roles: profesional, esposa, amiga, hija esto  nos hace liberar estrés y nos brinda mayor seguridad con nuestros hijos.
  3. Sacar  tiempo para uno.
  4. Haga algo que le apasione, aunque sea solo unos minutos.
  5. Recuerde lo afortunada que es al tener a sus hijos  a su lado, durmiendo bajo el mismo techo.
  6. Siéntase amada, primero por usted misma y luego por los suyos.
  7. Dese tiempo libre. ¡ Si se puede! Dormir una siesta corta, leer un artículo, ver una serie.
  8. Salga sola de vez en cuando con sus amigas, pareja o familia, le aseguro que al volver se sentirá mucho mejor.
  9. Converse de sus miedos y culpas con personas de su confianza, se dará cuenta que somos muchísimas las que padecemos de estos sentimientos.
  10. Sea positiva, viva un día a la vez y priorice, primero su bienestar emocional y psicológico luego todo lo demás, recuerde que no podemos dar a otros de aquello que no tenemos
  11. Si se siente sola, o desesperanzada, busque ayuda de profesionales, hay especialistas en estas áreas que pueden brindar recomendaciones sencillas que pueden ayudarnos mucho.

Y sobre todo, recuerda lo maravillosa que te sientes al dar y ser tu mejor versión todos los días y que a pesar de esto, de adultos, nuestros hijos van a decir: “la culpa de todo esto lo tiene mi madre”.

Alejandra Rojas, Mamá y psicóloga de profesión.

One to One | Correo: ale@onetoone.cr

Servicios que podrían interesarte

¿Cómo sobrevivir a los berrinches?

Los berrinches son estallidos emocionales que ocurren cuando un niño está tratando de alcanzar u obtener algo y no lo logra.

 

Dra. Krystel Sánchez Alemán

Psicóloga

Código 10208

One to One

coach@onetoone.cr

6095-3700

 

Los berrinches pueden llegar a ser cosa de todos los días. Los vemos en los supermercados, centros comerciales, en nuestros sobrinos, estudiantes y nuestros propios hijos.

En la mayoría de los casos, como adultos, no sabemos cómo actuar de forma asertiva ante estos eventos y en algunos casos terminamos sucumbiendo ante la demanda del niño, reforzando así su poder en la relación.

Cabe destacar que esto no nos convierte automáticamente en padres o encargados “alcahuetas” que no ponen límites, esto nos reta a aprender y poner cuidadosa atención a los berrinches de los nuestros, diferenciando así de conductas propias de alguna condición en particular o sencillas respuestas al medio o la situación.

  • Las comunes rabietas o berrinches

Los berrinches son estallidos emocionales que ocurren cuando un niño está tratando de alcanzar u obtener algo y no lo logra. Estos berrinches pueden ocurrir con mayor facilidad o frecuencia en niños con baja tolerancia a la frustración y poco control de impulsos.

Ejemplo: están en el supermercado, el niño quiere que le compren un juguete y sus padres no pueden en ese momento y le indican que no. El niño responde con llanto y rabietas, intentado lograr su objetivo.

  • Las crisis sensoriales

A diferencia de los berrinches “comunes”, las crisis sensoriales tienen que ver con la reacción del niño al sentirse totalmente abrumado. Esto ocurre en algunos niños cuando es demasiada la cantidad de información que deben procesar del medio que les rodea.

Ejemplo: asistir a ver un partido de fútbol a un estadio abarrotado de gente. La cantidad de personas, los sonidos fuertes, las emociones presentes de todos los espectadores, podría causar conductas de llanto fuertes como medio para enfrentar la sensación que le invade.

  • Pérdidas de control emocional en niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA)

Estos eventos son conocidos como crisis, las cuales se dan por una saturación ya sea sensorial o emocional que experimenta cada niño de manera particular, ya que todos son diferentes. Generalmente  estos eventos son de altas intensidades y pueden desencadenar autoagresiones o agresiones a otros, pueden inclusive repetirse a lo largo del día.

Ejemplo: la exposición a sonidos muy altos o chillones.

  • Conductas propias de niños con Trastorno Negativista Desafiante (TND)

Estas conductas se sienten para el adulto como una batalla constante por el poder.

Los  niños con estas características,  se observan continuamente y de forma sostenida en el tiempo con poca o nula capacidad para seguir instrucciones y límites.  se pueden observar en ellos rabietas, gritos y discusiones con cualquier figura de autoridad, sin importar el contexto, además este tipo de conductas denominadas desafiantes, suelen mantenerse por más de seis meses consecutivas y suelen ser reportadas en todos los contextos en los que participan los niños.

Ejemplo: la madre le indica a su hijo que recoja sus juguetes, a lo que responde ¡NO!

Ahora que diferenciamos los tipos de berrinches que nos podemos encontrar, es importante que analicemos a lo interno eso que estamos viviendo para poder brindar el apoyo requerido.

A continuación, te brindaré una serie de recomendaciones básicas y sencillas para que puedas sobrevivir a los berrinches de tus hijos.

  1. Autocontrol: es el primer paso para abordar un berrinche. El niño debe percibir en el adulto tranquilidad y asertividad.

Una respuesta inadecuada de nosotros, puede ocasiones que el berrinche se exacerbe.

  1. Entender antes de corregir: empatía, preguntar qué pasa, cómo se siente, qué ocasionó el berrinche.
  2. Escucha activa: sin interrupciones, tratando de entender lo que sucede.
  3. Validar sentimientos: hacerle ver al niño que está bien sentirse así (enojado, triste, abrumado, frustrado) y emplear frases de validación como: Tenés razón.
  4. Ser firme con el límite, manteniendo una postura amable: el límite y la consecuencia se deben mantener, incluso pasado el berrinche. No obstante, en todo momento debemos mantener un tono conciliador y emplear gestos amables.
  5. Negociar: brindar soluciones y alternativas para que el niño se sienta mejor. Emplear frases como ¿qué te parece si vamos a otro lugar?
  6. Invitar al niño a reflexionar, a razonar: sin importar la edad, hacer preguntas como ¿qué crees que hiciste mal? ¿qué crees que pudiste haber hecho mejor? ¿conseguiste lo que quería con el berrinche?
  7. Retomar lo ocurrido una vez que el niño se calmó: importante que el niño sepa y comprenda cómo se sintió el adulto y se busquen alternativas de respuesta.

Muchas de las sugerencias anteriores te pueden servir, no obstante, en el caso de condiciones particulares como el TND y el TEA, te sugiero lo siguiente:

  1. Fija metas alcanzables y recompensas
  2. Anticipa a los niños para que estén preparados a lo que viene
  3. Emplea reforzamientos positivos de carácter social, destacando lo bueno que hace el niño
  4. Dale opciones cuando sea posible
  5. Trata de mantener una rutina clara
  6. Evitar dar premio material  para detener las crisis.
  7. Busca ayuda de terapeutas especialistas en el tema.
  8. Recuerda que cada niño es diferente, por lo que lo que le sirve a uno no es receta para el otro.
  9. Establece un espacio seguro mental con el niño, para acudir allí en caso de ser necesario.
  10. Busca un espacio como padre- madre para liberar la tensión que este tipo de situaciones genera.

Recuerda que la herramienta más poderosa para abordar situaciones con los niños es el amor y la empatía. Cuando el niño se siente querido y entendido, las situaciones  suelen cambiar para bien.

 

Servicios Relacionados:

Berrinches, Educacion de niños

La felicidad

¿Dónde encontrarla?

 

Dra. Alejandra Rojas

Psicóloga- coach

Directora One to One

ale@onetoone.cr

 

Hace unos días atrás, leí el artículo donde se indicaba, una vez más, como nuestro país está en la lista de los países más felices del mundo.

Al leerlo, noté  que países con mucho más desarrollo y mejor economía  que nosotros no están en los primeros lugares, me cuestioné: ¿qué nos hace a nosotros los costarricenses sentirnos y llamarnos felices?

Si usted es como la mayoría de personas, se enterará de las noticias con cierta regularidad y se habrá dado cuenta que la mayoría de noticias  traen malas nuevas.

Hace poco, inclusive, nos  han informado sobre como la depresión  como trastorno, ha aumentado en los últimos tiempos  y es increíble  el número de jóvenes que cada vez a más temprana edad indican sentirse tristes o desesperanzados.

Decidí entonces, hacer una pequeña investigación al respecto. Por algunos días le pregunté a diferentes personas el significado que le dan a “ser feliz” y aquello que necesitan para serlo.

Las respuestas fueron muy variadas.

Los niños me indicaron que la felicidad en ellos está relacionado a experiencias gratas: jugar, estar con las personas que quieren, tener una sonrisa en la cara, aprender algo nuevo.

Los adolescentes consultados, relacionan la felicidad con el éxito social, los logros en áreas específicas que los hacen distinguirse de otros y el reconocimiento de los padres. También comentaron no ser víctimas de acoso escolar o bullying.

Los jóvenes adultos, indicaron felicidad al “tener” y poder decidir sobre su vida. Estos sueñan con el trabajo bien remunerado  y comodidades más de corte material.

El grupo de mamás a las que consulté, refirieron felicidad al hecho de tener bien a su familia: hijos, esposo, gozar de momentos únicos y disfrutar de manera intensa esos detalles de la vida “que no se compran ni tienen precio”

Otro segmento, la gente más adulta, refirió la felicidad a tener salud y poder disfrutar de la familia.

Luego de escuchar las impresiones de todos ellos, reflexioné al respecto… la felicidad es tan subjetiva… lo que me hace feliz a mí ahora, no es lo mismo que me hacía feliz hace diez años atrás, y es posible que dentro de diez  años más, esto haya variado.

Pienso además, que es difícil encontrar la felicidad en cosas materiales, ya que estas vienen y van y a la publicidad le encanta enredarnos en estas vainas, y que ni se diga cuando de físico se trata.

Si encendemos la televisión, o vemos una valla publicitaria, es fácil ver a personas hermosas, de risa perfecta y con comodidades económicas, siendo felices… o acaso han visto publicidad donde la gente sea fea, enferma y limitada económicamente?

La felicidad está dentro de cada uno de nosotros. La única forma de encontrarla es buscando en nuestro interior, identificando en nuestro ser que necesidades han sido satisfechas y que necesidades están por satisfacer ahora.¡ Ya mismo!

Definitivamente, no vamos a localizar nuestra felicidad, la propia, en un libro  con el gurú del momento o dentro de cuatro paredes. Tampoco con millones en el banco o manejando el carro del año.

La felicidad vive justo ahí…en nuestro ser, aquí y ahora.

Basado en esto, escribí algunas sugerencias rápidas para ser feliz que pueden ser aplicadas sin importar la edad, ni el momento de la vida que se esté atravesando:

  1. Haga aquello que más le gusta, al menos unos minutos al día: el día a día suele ser monótono y aburrido. Cumplimos horario, agendamos reuniones y nos movemos de un lado a otro con el fin de cumplir nuestras obligaciones. Saque tiempo de su agenda y haga algo que le apasione.( y si no sabe que le apasione, investíguese)
  1. Aprenda a apreciar el presente: respire, sienta y aprecie el momento exacto de ese ejercicio. Recuerde el pasado es pasado, los “hubiera” no sirven de nada,  y el futuro no ha llegado. Viva intensamente el presente, sienta lo que sea: es nuestro derecho experimentar emociones sean cuales sean y vengan de donde vengan.
  1. Pase tiempo con las personas que ama y que le aman: y que este tiempo sea de calidad. No espere fechas festivas, cualquier día es bueno para llamar por teléfono, enviar un mensaje y recordarle a esas personas que son importantes para nosotros.
  1. Descúbrase: haga un recuento de su vida, de las experiencias que le han hecho crecer, madurar, de aquellas que le han causado risa y llanto; comprenda lo maravilloso que ha sido este viaje.
  1. Rétese y venza temores: los temores son fantasmas que habitan en nuestra cabeza, y crecen cada vez que les damos oportunidad. Haga de sus temores pequeños grandes retos y conquístese poco a poco.
  2. Respete la naturaleza: somos creación y al vivir en armonía con la creación nosotros nos ponemos en armonía también. Disfrute el amanecer, el atardecer, el sol y la lluvia. Camine sobre la arena y sobre el césped, cuide a los animales y hágase responsable de su basura.
  1. Deje la culpa de lado: cómo nos gusta culparnos… la culpa nos llena de emociones y sentimientos que no nos permiten avanzar. Si usted quiere ser feliz, deje la culpa y haga lo que quiere, recuerde que en tanto respete a los otros y a sí mismo, no hay nada de qué arrepentirse. Y si para dejar la culpa necesita pedir perdón a alguien o a sí mismo, hágalo, lo más pronto posible.
  1. Priorice aquello que es realmente importante para su vida y según su vida: las prioridades de todos son diferentes. Para priorizar usted ocupa una escala de valores que son los que mueven su vida. Si para usted es más importante sus hijos que la limpieza, pues deje la casa desarreglada y salga a jugar con los niños, cuando ellos duerman usted tendrá oportunidad de acomodar y lo hará llena de felicidad, mientras recuerda lo bien que la pasaron.
  1. Delimite espacios y respete cada uno de ellos: no sea multitareas. No es necesario. Si está jugando con sus hijos, viendo su película favorita o cenando con la familia, deje todos los distractores de lado. Más tarde habrá tiempo para contestar mensajes, llamadas y correos electrónicos.
  1. Tenga presente, en el gozo de escuchar el ambiente, en la posibilidad de sentir la compañía del otro, en el disfrute de los momentos de soledad, en celebrar la vida y el fin de ella; en disfrutar plenamente,  ahí está la verdadera felicidad.

La gran  pregunta entonces, es ¿quiere usted ser feliz?

 

Servicios Relacionados:

 

 

ADICCIÓN A LOS VIDEOJUEGOS

¿Está mi hijo en riesgo?

Licda. Blanca Bolaños, psicóloga.

One to one.

Teléfono: 22366360

 

En la actualidad el uso de los vídeo juegos se ha convertido en una actividad popular para las personas de todas las edades, sin embargo, es menester resaltar que nuestros niños y adolescentes dedican una enorme cantidad de tiempo sumergidos en los diferentes mundos virtuales, llenos de sonido, color, héroes y villanos, obstáculos y premios y lamentablemente, en muchos casos también saturados de violencia y sexo.

Ante este panorama, me pregunto: ¿Es posible hablar de Adicción a los videojuegos? Para responder a esta pregunta considero importante realizar un análisis etimológico de los términos: La palabra juego; encontramos que proviene del latín (iocus) sinónimo de broma. ¿Y que es una broma? Según la Real Academia de la Lengua Española, broma hace referencia a “chanza, burla, diversión, persona, cosa o situación pesada y molesta.

 

Continuando con la palabra juego se describe como la actividad que se realiza generalmente para divertirse o entretenerse y en la que se ejercita alguna capacidad o destreza, actividad recreativa física o mental en la que compiten dos o más personas sometiéndose a reglas PREESTABLECIDAS.

 

El termino adicción, proviene del latín “addictĭo”, es el hábito que domina la voluntad de una persona. Se trata de la dependencia a una sustancia, una actividad o una relación. Si partimos de un análisis semántico de los términos adicción y juego, podemos establecer un criterio de relación literaria que describe acciones, que facultan una destreza física o mental (juego) que se puede establecer como nociva para la persona ya que puede llegar a dominar la voluntad (adicción). El anterior bagaje por la terminología utilizada nos invita a ir más allá, y valorar de acuerdo con su criterio como padre, madre, profesional, miembro de sociedad, la información e involucramiento en los intereses de sus hijos, pareja, familiares, compañeros, etc, que le permitan estar atento para identificar los signos y síntomas específicos que nos hablan de una posible adicción a los videojuegos.

 

ENTRE LOS PRINCIPALES INDICADORES citamos los siguientes:

 

–Superar las 25-30 horas de juego semanal.

–Necesidad irresistible de jugar y/o respuestas emocionales intensas cuando esto no es posible.

–Debilitamiento del rendimiento escolar o laboral por el juego.

–Marcadas expresiones de ansiedad o euforia durante la actividad.

–Empobrecimiento de los vínculos sociales y de los intereses en general fuera del juego.

–Dificultades en el dormir u otros cambios de hábitos significativos.

 

Estos signos y síntomas no deben ser valorados sin tomar en cuenta que, como toda adicción el juego es lo visible de una situación que no se habla, que se maneja interiormente y se reasigna con conductas autolesivas. Las adicciones nos deben llevar a un análisis personal, familiar e institucional, que permitan el apoyo y la participación de todos, en el proceso de mejora integral de la persona.

 

La Dra. Kimberly S. Young (1996) (Universidad de Pittsburgh -Bradford) habla de: “La aparición de un nuevo trastorno mental”. Con este título publica los resultados de un estudio cuya conclusión es la existencia de un trastorno por dependencia de Internet, similar al juego patológico. Considera la existencia de la dependencia al internet y la dependencia a los videojuegos, además de aceptar en un rango de igualdad (con las clásicas) todo tipo de dependencias.

 

La adicción está considerada como una patología según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Hay dos aspectos que son importantes en todo tipo de adicción, lo que se conoce como “tolerancia”(el adicto necesita cada vez más tiempo con los videojuegos para experimentar el mismo grado de satisfacción) y el síndrome de abstinencia, que se manifiesta con una pérdida de control que provoca la aparición de “tics”’ motores en los dedos en relación con los movimientos que requiere el manejo de los controles de los videojuegos cuando no se está jugando.

 

La conducta adictiva no se establece de un día para otro, es una secuencia de actos que implica, desde factores de riesgo: como la personalidad, el tiempo que dedica al juego, amistades conectadas con su juego, hasta la recompensa neuroquímica que genera el interiorizarse en el manejo y resolución del juego. Cuando se habla de recompensa podemos referirnos al “circuito (involucra diferentes áreas del cerebro) de recompensa” que se activa y refuerza mediante actividades que nos resultan gratificantes, como la sensación que genera la liberación de dopamina, cada vez que el jugador logra vencer un mundo nuevo, o bien ganarle al más fuerte, o al que todos temen y de esta manera se sobre estimulan esas conexiones neuronales que terminan pidiendo al cerebro repetir esta conducta y motivando a la persona a continuar, y a necesitar en este caso, cada vez más y más tiempo de juego.

 

Una adicción puede comenzar como un juego, un desafío entre amigos. En Costa Rica, la mayoría de jóvenes con adicción a sustancias, iniciaron por experimentación y terminaron con consecuencias negativas tanto para su organismo; principalmente el cerebro, así como en todas las áreas de su vida (emocional, estudio, familia, etc).

 

Considero que efectivamente la adicción a los juegos está presente en un alto porcentaje de nuestros niños, jóvenes e incluso adultos, al igual que sucede con otras adicciones es necesario que se valore el manejo profesional integral de los casos, aunado al compromiso de los padres de familia y de la persona.

 

Es deber de los padres, instituciones educativas y del gobierno en general velar preventivamente en los diferentes y rápidos factores de riesgo que llevan a nuestros hijos a desarrollar una adicción. El minimizar el riesgo en nuestros hogares, trae consecuencias que podríamos lamentar. 

 

Servicios Relacionados:

Adiccion a los videojuegos, Niños adictos a videojuegos

El mundo al alcance de un juguete. La importancia del juego en el desarrollo integral del niño

En este texto compartiré con vos un poco acerca del juego. De esa famosa palabra y conocida acción de la que tanto se habla; pero poco se conoce en el mundo adulto.

El juego como tal es una actividad que se realiza generalmente para la diversión o entretenimiento de una persona y con el cual se ejercitan o refuerzan múltiples capacidades y destrezas que pueden ir desde lo físico, hasta lo cognitivo.

Es una actividad tan plástica, que nos permite a los adultos poder involucrarnos en el juego con los niños de manera más sencilla, sin tanto esfuerzo y para todos los gustos.

Podemos encontrar dentro del juego una gama amplia de posibilidades, desde los juegos físicos, de mesa, en equipo, individuales, manuales, que promuevan la imaginación e incluso localizadas en diferentes partes de la casa, según la facilidad que tengamos.

Todo esto te lo cuento para finalmente abordar el tema principal que nos tiene acá y es el desarrollo integral del niño a través del juego o de un juguete.

El juego es un elemento básico y constituyente en la vida de un niño, no sólo para su diversión, sino para su desarrollo.

Y te estarás preguntando, ¿de qué manera aporta el juego? Acá te voy a mencionar algunos de sus beneficios.

    • Instruye de forma activa, concreta y en muchos casos tangible acerca de los límites y reglas
    • Permite el desarrollo de competencias sociales tales como: trabajo en equipo, empatía, escucha activa y cooperación
    • Se fortalecer habilidades blandas como la tolerancia a la frustración, aprender a perder, esfuerzo, solución de problemas y perseverancia
    • El cerebro se encuentra en constante estimulación y se refuerzan aspectos como la memoria, flexibilidad de pensamiento, agilidad y velocidad en el pensamiento
    • Se aprender y se descubren nuevos líderes
  • Físicamente los chicos se mantienen activos, evitando el sedentarismo y dificultades físicas
    • El juego sirve como un espacio seguro para la expresión de emociones y sentimientos
    • Se fortalece la creatividad e imaginación
    • En el caso de los niños pequeños, el juego les ayuda en el proceso de consciencia sobre su propio cuerpo y los límites intangibles que hay entre él y los demás
    • A nivel sensorial favorece en cuanto a texturas, colores, sonidos, piezas de distintos, tamaños, entre otros
  • En el ámbito educativo el juego también puede ser nuestro aliado, enseñando a través de actividades lúdicas.

Ahora que conocemos los beneficios principales del juego, es importante también conocer de qué manera podemos implementar estas actividades en casa, tomando en consideración que todos los miembros de la familia contamos con agendas llenas.

Mi sugerencia para vos es establecer un día para juegos que no tengan nada que ver con pantallas o electrónicos, este día puede ser nombrado por la familia de forma creativa, por ejemplo: “miércoles de tardes locas” y se puede planificar semanalmente para determinar qué tipo de juegos realizar.

No es necesario que se destinen grandes cantidades de tiempo, siempre y cuando sea de calidad y 100% dedicado a tus hijos.

Entonces, ¿qué cosas podemos jugar?

    • Utiliza pinturas, pinceles, pinturas de dedo, lápices de color, rollos grandes de papel, tierra, arroz, lentejas, plastilina, arcilla o masa
    • Planifica actividades de juegos tradicionales como “la anda”, escondido, ronda, cromos, bolinchas, saltar la cuerda o “1, 2, 3 quesito stop”
  • Los juegos de mesa no pueden faltar y algunos podrían ser: UNO, Jenga, Clue, Pictionary, dominó y conecta 4.

Como te comentaba al inicio, no se trata únicamente de ofrecerles a tus hijos la posibilidad de jugar, sino también involucrarte vos como papá y como mamá.

El que los padres se involucren en estos espacios es esencial y aporta en los chicos de la siguiente manera:

    • El niño se siente comprendido y acompañado
    • La sensación de confianza, pertenencia y lealtad se incrementa en él
    • Crecen niños más seguros de sí mismos
    • Las relaciones se fortalecen previo a la adolescencia
    • Se pueden prevenir e identificar conductas de riesgo
  • Se disfruta en familia la etapa de la niñez, sacando provecho a estos maravillosos años.

¡Te invito a que seas parte de este proceso de aprendizaje lúdico, así comprenderás que el mundo está al alcance de un juguete!

Dra. Krystel Sánchez Alemán

Psicóloga

Código 10208

One to One

coach@onetoone.cr

6095-3700

Servicios Relacionados:

Miedos y temores en niños, Padres primerizos

Terapia del Lenguaje: Cuándo acudir al servicio.

El lenguaje es el sistema a través del cual comunicamos ideas, sentimientos y pensamientos. Este, no solo incluye el habla, si no que abarca la escritura u otros signos convencionales, que pueden incluir desde señas, gestos, hasta algún otro medio que pueda ser adaptado con el fin de comunicar.

El lenguaje, por lo tanto, es de vital importancia en cualquier etapa de la vida, fundamental en la infancia, teniendo en cuenta que un correcto desarrollo del lenguaje implica en el niño o niña, confianza, seguridad, alta autoestima, bienestar y autonomía. Un adecuado desarrollo del niño creará una base adecuada para conocimientos posteriores.

Siendo el desarrollo en general de carácter tan variado, según sea la personalidad, contexto del niño o bien, características fisiológicas, puede suceder que los encargados no tengan claridad cuando o sí es necesario considerar un profesional en el área. Sin embargo, podemos basarnos en algunos aspectos para identificar si es conveniente consultar con el Terapeuta del Lenguaje. Entre ellos podemos observar si:

    • Es difícil para personas ajenas, o bien que no conviven diariamente con el niño, comprender lo que el niño intenta comunicar.
    • El niño demuestra vocabulario, pronunciación o estructura de la oración con características de niños de menor edad.
    • El niño mantiene un habla más infantilizada que lo esperado para su edad.
    • El niño tiene dificultad frecuentemente con el flujo del habla, repite palabras, silabas o se bloquea al intentar comunicarse.
    • El niño tiene dificultades con el tono de voz, el volumen y la calidad.
    • El niño demuestra dificultad para entender el lenguaje.
    • El niño tiene dificultad para utilizar el lenguaje de modos socialmente apropiados.
  • El niño demuestra dificultad en la lectura o/y escritura.

En el momento que detectamos que el desarrollo del lenguaje no está siendo el esperado, es importante acudir al Terapeuta del lenguaje, que se encargue de evaluar los aspectos del lenguaje y proporcione una estrategia para que el niño o la niña logre desarrollar las habilidades básicas para la utilización de un lenguaje que le favorezca y con el cual se sienta a gusto.

Al trabajar el lenguaje en cuanto se identifique una alteración, se evitan situaciones que podrían afectar el desarrollo sano y adecuado del niño, como lo son el bullying, las limitaciones en la socialización con sus pares o bien posibles futuras dificultades en proceso de lectura y escritura.

Tema por Licda. Karla Quesada Martínez.

Terapeuta del Lenguaje, habla y voz.

Mutismo selectivo: qué es? y cuándo ocurre?

Ana tiene 5 años, su familia acaba de mudarse a San José, luego de varios años de vivir en una zona rural. Ahora ella está en kínder y la docente a cargo ha estado observando algunos comportamientos que llaman su atención, por lo que decide citar a la familia de Ana.

En la reunión con la docente describe a la niña como muy tímida, describe que no habla con sus compañeros, ni con las docentes a cargo del grupo, comenta que cuando se le hace una pregunta de manera directa, no contesta y su reacción es bajar la cabeza y poner su cuerpo rígido.

Inclusive cuando los niños están cantando en grupo o se realizan ejercicios donde todos participan, han visto que Ana lo hace, pero con un volumen bajo y si se da cuenta que la miran, se calla inmediatamente. A menudo, ante preguntas contesta si o no con la cabeza y trata de evadir la mirada de los otros, además suele contestar a preguntas señalando con los dedos.

Ante esto la mamá, dice que Ana es conversona en casa, narra lo que ocurre en el kínder, habla de sus maestras, sus compañeros, inclusive a veces canta, pero comenta que lo que la docente describe no es nuevo, ya que antes había ocurrido esto en otros escenarios, especialmente cuando
son nuevos para ella.

La historia anterior, describe el mutismo selectivo. Esta afección ocurre cuando un niño o niña tiene todas las habilidades y competencias tanto a nivel lingüística como comunicativas para la edad, pero deja de hablar súbitamente en el centro educativo o en otros escenarios que le son
poco familiares. Usualmente aparece en niños menores a los 5 años o bien al inicio de la escolarización.

Esta situación no suele parecer de forma espontánea, por el contrario usualmente va a acompañado por situaciones nuevas para el niño. Es por esto que requiere revisión y tratamiento, de lo contrario, puede exponer al niño a situaciones de mucha frustración, sufrimiento personal, como a problemas de adaptación.

Características del mutismo selectivo

El estudio de casos, según la literatura, indica que los niños que presentan mutismo selectivo suelen presentar conductas como:

  •  Historia familiar de mutismo: otros miembros de la familia han experimentado periodos de mutismo en su vida.
  • Ansiedad: patrones de ansiedad, conductas como comerse las uñas, inseguridad, temor.
  • Timidez extrema: evitación a nuevas personas, poca o nula interacción con grupo de amigos u otras personas que no pertenezcan a su ambiente habitual.
  • Dependencia de otras personas: necesidad de estar siempre con otras personas, usualmente con la madre, quienes tratan de solucionar su situación personal.
  • Perfeccionismo: poca tolerancia al fallo, gustan de patrones estrictos.
    Además de las características anteriores, el mutismo selectivo puede aparecer debido a otros factores conocidos como precipitantes tal como en el caso descrito al inicio, el cambio de domicilio y la ansiedad que esto genera.
  • Inclusive, existen sobre atenciones que podría obtener el niño por estas características que podrían generar ganancias en el menor de edad y así reforzar su conducta, esto sin la familia sea consciente al respecto.
  • Analicemos entonces una serie de factores que deben contemplarse en cada caso particular:
  • Vivencia de situaciones estresantes o traumáticas.
  • Apego excesivo a la figura materna.
  • Dificultades para establecer relaciones interpersonales con otros, ya sea dentro del grupo de pares o con personas adultas.
  • Dificultades en la comunicación oral, lingüísticas.
  • Estilo de crianza.
  • Características familiares
  • Esquema de autoridad dentro de la familia
  • Estilo educativo al que se encuentra expuesto.

¿Cómo identificar el mutismo selectivo?
Para poder identificar el mutismo, es importante pasar por diferentes etapas:

1. Detección: definida como aquellas alarmas que como adultos podemos identificar y que de una u otra forma nos señalan que algo está pasando. De referencia podemos tomar las observaciones de otras personas, docentes y observaciones del niño en diferentes contextos.
2. Diagnóstico: este debe realizarlo un profesional en el área correspondiente, utilizando las herramientas de las que disponga y según los criterios del Manual para el diagnóstico de los trastornos mentales DSM.
3. Plan de intervención y apoyo: este definirá tanto a nivel emocional, familiar como educativo, las estrategias a seguir con el estudiante con la finalidad de apoyarle tanto en el ámbito emocional, como académico.

Ya lo sabe, si usted detecta algunas características de este trastorno, no dude en buscar ayuda profesional para que el niño pueda ser diagnosticado y así poder establecer un plan de intervención integral que le permita enfrentar cada una de las situaciones a las que por su condición pueda enfrentar.

Recuerde es nuestra obligación como adultos velar y apoyar a los niños según sus necesidades y brindar espacios para que puedan desempeñarse de la mejor manera.

Alejandra Rojas Alvarado.
Psicóloga Educativa, coach.
Directora One to One
Tel: 88807632

¿Hasta que la muerte los separe? El divorcio es de los padres y no de los hijos

Dra. Krystel Sánchez Alemán

Psicóloga One to One

coach@onetoone.cr

6095-3700

 

En nuestra sociedad actual es cada vez más frecuente observar cómo parejas toman la decisión de divorciarse. Tomar en consideración este aspecto nos acerca y reta a nuestra realidad como adultos y como padres responsables de nuestros hijos.

Según datos publicados por el periódico La Nación, el 25 de febrero de 2017, de cien bodas (civiles y por el rito católico) cuarenta y cinco terminan en divorcio antes de los 10 años de casados y en muchos de los casos ya para este momento estas parejas han procreado hijos.

Esta cifra además de ser alarmante,  permite hacer una reflexión ante el tema del papel de los hijos en el proceso de divorcio, sus efectos y nuestra responsabilidad como padres. Dentro de nuestro rol como padres, estamos en la obligación  de asumir las responsabilidades de nuestros actos y velar porque este proceso de separación de la pareja se lleve de la mejor manera,  afectando lo menos posible  la calidad de vida de los hijos fruto del matrimonio.

Cabe destacar que quienes toman la decisión de “separación” son los adultos, dentro de su relación de pareja. Por ende, la relación y el rol de “madre y padre” de cada miembro de la pareja prevalecerán a través de la vida, comprendiendo así que quienes se divorcian son los adultos entre ellos y no  existe divorcio con los hijos.

Mucho se habla y especula sobre aquellos efectos negativos que puede traer consigo la separación o divorcio de los padres, y es que en múltiples ocasiones es en esto en lo que los adultos nos enfocamos, y no en lo verdaderamente importante, que es la prevención de los efectos de la separación y la creación de un ambiente armonioso que permita que los hijos entiendan la situación de separación  y se adapten al cambio de escenario.

Esto sin importar la etapa de vida en que se encuentre el menor de edad, indiscriminadamente si  son bebés o  adolescentes.

Por supuesto que no es sencillo adaptarse a un cambio de estructura familiar tan grande como es el divorcio, sin embargo, somos los adultos quienes tenemos la facultad de facilitar o empeorar el proceso una vez que la decisión está tomada.

Por esta razón, quisiera compartir las siguientes recomendaciones, que han sido probadas por nuestros clientes como padres:

  1. Usemos el mismo discurso

Esto aplica para todos los miembros de la familia, lo que conlleva tomar el tiempo y espacio para comunicar a cada miembro  aquello que queremos que los hijos sepan acerca de lo ocurrido y la decisión tomada.

Tener una idea clara de lo que sucedió con sus padres, así como una misma versión de toda la familia, es esencial para que el chico o la chica no se sientan culpables y así, aspectos como la ansiedad y el temor al porvenir se reduzcan.

  1. Evitemos establecer bandos

Es importante siempre recordar que la relación que llegó a su fin es la de los adultos en su rol de pareja, por lo que se debe establecer como objetivo en común prioritario el beneficio integral de los hijos, quienes al fin al cabo son factores en común.

Por esta razón, se debe evitar hablar mal del otro progenitor en frente al menor, utilizar al hijo como fuente de información de la vida personal del otro así como  poner a los hijos en contra de su padre o madre.

En este apartado también sugerimos  evitar  hablar mal con los docentes a cargo de sus hijos sobre el papá o mamá que está fuera de casa.

Cabe resaltar que ninguna razón por la cual la relación haya terminado elimina  la importancia de mantenerse objetivo, y demostrar inteligencia emocional ante los hijos.

  1. La descalificación de las reglas y límites no es una opción

Este aspecto es esencial dentro de cualquier familia y mucho más cuando se está dentro de un proceso de divorcio.

Los padres toman a diario decisiones que consideran son las mejores para sus hijos. Y en el caso de divorcio, se desconoce a ciencia cierta lo que ocurre y cómo ocurren ciertas situaciones cuando el menor se encuentra disfrutando del tiempo con cada progenitor por separado.

Por esta razón, se debe respetar los límites, reglas y consecuencias establecidas por el otro durante su tiempo de convivencia, evitando que el niño o adolescente sean testigos de descalificaciones de autoridad por alguna de las partes.

En este tipo de situaciones, ambas partes deberían tener voz y voto en la crianza de los hijos, lo que nos lleva al cuarto punto.

  1. ¡A tomar decisiones en conjunto!

En el rol de padre-madre los ex cónyuges deben para establecer rutinas, hábitos, reglas, límites y consecuencias de manera conjunta. De esta manera, otorgamos al menor una sensación de contención, seguridad, organización y estructura que es esencial para el desarrollo socioafectivo y de habilidades blandas para la vida.

Además, modelamos patrones maduros de comportamiento. Ponernos de acuerdo será un factor que los hijos siempre agradecerán y nos evitarán disgustos a futuro.

  1. Determinen horarios y días

Todos los seres humanos requerimos de estructura para funcionar de forma equilibrada, y los chicos no son la excepción.

Por esta razón, debemos determinar los días y horas de visita del progenitor que abandona la casa, por lo que se recomienda buscar aquellos días y espacios en los cuales se tenga la seguridad de que se podrá dedicar el tiempo de calidad que su hijo merece.

Cada situación en particular establecerá si esto se hará entre semana, fines de semana o si el chico se quedará a dormir o no. Lo verdaderamente importante es acordarlo, adquirir el compromiso como adulto y cumplir con ello.

Recordemos que el fallo a esto, así como a  cualquier otra determinación acordada, no afecta al otro adulto presente en la ecuación, si no a los hijos en común.

Esté presente en la vida de sus hijos. Es habitual ver que muchas veces los padres se pierden de las actividades de sus hijos, por eso apersónese al centro educativo, comente su interés por conocer la dinámica de sus hijos y que lo vinculen en el proceso. No sólo el padre/madre donde vive el niño o adolescente debe estar al tanto del desempeño académico.

Todas estas recomendaciones tienen como finalidad que sus hijos lleven el proceso de divorcio de la mejor manera, sin restarle valor a todas las emociones negativas que pueden surgir en el trayecto. Pero brindándoles las herramientas para vivirlo de una forma natural.

Estoy convencida que lo harás bien, si tan solo haces consciencia de tus oportunidades de mejora como ser humano y decides hacer mejoras en algunos aspectos que pueden estar perjudicando a tus hijos durante esta situación de acople.

Todos aprendemos en el andar y nuestros  hijos serán los beneficiados ahora y para el futuro.

 

Videos juegos y pantallas ¿Buenos o malos?

Dra. Alejandra Rojas
Psicóloga- Coach
One to one
8880-7632
ale@onetoone.cr

 

Una de las preguntas que más frecuentemente recibo de parte de los papás se refiere a la conveniencia o no del uso de videos juegos y pantallas en sus hijos. Y lo que puedo opinar al respecto es que no hay una respuesta concreta, ya que esto dependerá del uso y el objetivo que se persigan en cada caso.

La comodidad que las pantallas han provocado a los padres es interesante de valorar, ya que neguemos o no la situación, las pantallas, los videos y los videojuegos han venido a mantener a los niños y jóvenes entretenidos por períodos prolongados y esto para algunos adultos se vuelve conveniente.

Reflexionemos al respecto:

¿Ha entregado su celular o pantalla a su hijo mientras va en una presa para que la presa se vuelva “más llevadera” ?
¿Alguna vez ha discutido porque en la cena no se conversa porque cada quien está en su pantalla?
¿Ha decomisado los electrónicos de sus hijos, porque no estudian y pasan demasiado tiempo jugando?
Finalmente le pregunto: ¿quien compró la pantalla, la consola o el video juego que usa su hijo?
La responsabilidad es de los adultos, quienes deben conocer y velar por el adecuado uso de estos aparatos en sus hijos.

 

Consideraciones importantes

Antes de facilitar una pantalla, una consola o un video juego a nuestros hijos, es sumamente importante que tengamos claridad sobre las características de cada uno de ellos. Ya que el juego deberá responder a las necesidades particulares, potencializando sus oportunidades de mejora y minimizando sus características particulares.
Por ejemplo, si el niño tiene dificultad para socializar, el tiempo de uso deberá ser más limitado que aquel niño o adolescente que tiene mayor facilidad para esto.
Así también, si el niño o adolescente muestra conductas de tipo agresivas, no será conveniente exponerlo a juegos donde este tipo de comportamiento se promueva.
No olvide ante cualquier cosa, tener presente la personalidad de su hijo, sus características y sus necesidades.

 

Edad

Con respeto a las edades en las que son convenientes los video juegos, los expertos han indicado que niños menores a dos años, no debería estar expuestos al uso de pantallas de ninguna manera, esto debido al periodo de desarrollo susceptible en que se encuentren los bebés en este período y todo lo que deben desarrollar y conocer del ambiente que los rodea.
La propuesta para niños menores de 10 años, se centra en juegos que promuevan la participación grupal. Los juegos de índole deportivo por ejemplo permiten desarrollar el espíritu de trabajo en equipo y la capacidad de formular estrategias.
Para los preadolescentes y adolescentes, se mantiene la recomendación de los juegos deportivos y se suman los juegos que permiten el desarrollo de la velocidad de pensamiento, como por ejemplo de insertar bloques y aquellos conocidos como “simuladores” ya que permiten el desarrollo de la coordinación viso motora, la planificación de estrategias al mismo tiempo que promueve la flexibilidad para la búsqueda de solución de problemas.
En General, para los menores de edad, es recomendable evitar la diversión con juegos que promuevan la violencia, el uso de armas, las peleas y combates ya que estudios han demostrado que este tipo de exposición promueve conductas agresivas y violentas.

 

Limites y juego

Todos los papás y mamás, están llamados a establecer límites claros con respecto al uso de este tipo de entrenamiento.

Entre las principales recomendaciones se pueden citar:

1. El uso de pantallas y consolas no deben interferir en las actividades diarias de los niños y los adolescentes, es decir, no deberían ser parte de los tiempos de comidas, el tiempo en familia, el ejercicio al aire libre así como de los periodos de estudio.
2. El tiempo de uso, en el mejor escenario, debería ser máximo de 2 horas al día, de manera no consecutiva. Los estudios han demostrado que de manera cada vez más frecuente se encuentran lesiones físicas en dedos, manos y muñecas por el uso de este tipo de electrónicos. De igual manera no deberá exceder las 14 horas a la semana. Ni siquiera en tiempo de vacaciones.
3. El número de horas que se invierte en juego con pantallas deberá ser igualada en tiempo por juego libre, o al aire libre.
4. La cantidad de horas de sueño recomendada para cada edad, deberá ser respetada, por lo que no se recomienda eliminar horas de sueño para poder jugar.