Estrés, ansiedad y depresión en adolescentes

Nuestro rol como adultos

La adolescencia es una etapa del desarrollo donde la tarea más importante a cumplir, según E. Erikson, es el poder responder la pregunta ¿quién soy? 

Dentro de la búsqueda de esta respuesta, el adolescente se enfrenta a una serie de cambios tanto a nivel social, sexual, físico y de toma de decisiones. 

En muchos casos, los adultos no manejan de manera asertiva las conductas y comportamientos de esta población, incurriendo en justificaciones o hasta minimizaciones de estados emocionales. Que si no se atienden a tiempo, pueden ocasionar situaciones lamentables.

Aunado a los cambios y retos esperados para esta etapa, muchas familias se enfrentan a modificaciones a nivel interno: divorcios y separaciones, nuevas familias y familias extendidas. Por lo que el camino del adolescente suele estar lleno de muchas emociones que no siempre sabe identificar o manejar.

Además, muchos colegios enfocados en lo académico, ofrecen currículos con validez internacional, que son altamente demandantes y que muchos estudiantes asumen sin comprender claramente lo que esto significa.

Estrés, ansiedad y crisis ansiosa

Las emociones, son y existen. Son necesarias para que todos crezcan a nivel emocional y permitan el desarrollo de habilidades que van a ser necesarias para el resto de la vida, pero, ¿cómo identificar cuando uno de nuestros adolescentes está experimentando un estado emocional y cuándo lo que está ocurriendo es un incremento o escalada en la intensidad de esa emoción?

Como padres, cuidadores y responsables de los jóvenes tenemos la responsabilidad de observar muy bien lo que ocurre y expresan nuestros jóvenes de manera que podamos distinguir la intensidad de cada emoción.

Estrés

Según la Organización Mundial de la Salud, el estrés es: “el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara el organismo para la acción».

Es decir, cuando hay exámenes, proyectos por entregar, presentaciones artísticas, deportivas o culturales, es decir, ante un evento que se puede identificar, es “normal”, que nuestros adolescentes experimenten cierto grado de estrés, que les permita lograr su objetivo.

No obstante, si este estrés o presión les ocasiona reacciones exageradas a nivel físico y de pensamiento debemos poner atención y atender lo que ocurre con la importancia que requiere ya que podría confundirse el estrés con la ansiedad.

Ansiedad

Es una emoción, donde se experimenta una sensación de un peligro amenazador en que la causa no está totalmente reconocida por la persona y en el que la sensación de miedo es evidente y poco controlable.

La ansiedad, a diferencia del estrés, no tiene razón aparente identificable, son nuestros pensamientos que se imaginan cosas que no han ocurrido y que centra su atención en eso impidiendo nuestro desempeño regular.

La ansiedad presenta algunos síntomas físicos que se pueden observar con facilidad entre ellos:

  • Sensación de nerviosismo
  • Sensación de mucha actividad o agitación
  • Sensación de peligro inminente
  • Aumento del ritmo cardíaco
  • Respiración acelerada 
  • Sudoración
  • Temblores en diferentes partes del cuerpo
  • Sensación de debilidad o cansancio
  • Problemas para concentrarse o para pensar en otra cosa que no sea la preocupación actual
  • Tener problemas para conciliar el sueño
  • Padecer problemas gastrointestinales 
  • Tener dificultades para controlar las preocupaciones
  • Tener la necesidad de evitar las situaciones que generan ansiedad

Es importante comentar que existen diferentes tipos de ansiedad: como la agorafobia, la fobia social, la ansiedad por separación, el trastorno de pánico entre muchos otros más.

Depresión

Según el DSM V, la depresión es un trastorno frecuente que implica un estado de ánimo deprimido y/o la pérdida casi completa de interés o placer en actividades que antes se disfrutaban; son frecuentes las manifestaciones somáticas por ejemplo cambio de peso, alteraciones del sueño; dormir mucho o muy poco y las cognitivas, dificultad para concentrarse o disfrutar de actividades que antes le daban satisfacción.

Al revisar la definición se puede observar que los síntomas o características de estos estados emocionales nos dan señales de alerta y es nuestra responsabilidad apoyar a nuestros hijos – hijas para darles el apoyo que necesitan.

Es importante atender los síntomas de un posible cuadro depresivo, ya que los síntomas pueden incrementarse hasta provocar en los jóvenes, ideación o intento suicida.

Si en algún momento su hijo o hija manifiesta deseos relacionados con la muerte, no minimice, ni ignore, actúe de manera inmediata y llévelo lo antes posible a una valoración con el médico especialista en psiquiatría.

Recuerde estar pendiente y no incurra en el error de asumir que las dificultades que presentan los adolescentes son propias de la edad y que son “pasajeras”.  Ya que quedarse culpando a la etapa de la adolescencia de los cambios de humor y conducta puede conllevar a situaciones de riesgo para ellos, como la ideación e intento suicida, que ya de por sí según datos de la OMS es la segunda causa de muerte en el mundo, donde Costa Rica, definitivamente no se queda atrás.

Si necesita ayuda al respecto, contáctenos.

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Juego, creatividad y aprendizaje


La actividad física no sólo es esencial para un crecimiento y desarrollo saludable, también influye de manera positiva en el aprendizaje, favorece la plasticidad en el cerebro, lo que significa que el cerebro es más receptivo a la influencia del medio ambiente, potencia las funciones ejecutivas como la memoria, la atención, el procesamiento de la información general y las habilidades para resolver problemas.

Impacto de la actividad física en el desarrollo del cerebro

La actividad física no sólo es esencial para un crecimiento y desarrollo saludable, también influye de manera positiva en el aprendizaje, favorece la plasticidad en el cerebro, lo que significa que el cerebro es más receptivo a la influencia del medio ambiente, potencia las funciones ejecutivas como la memoria, la atención, el procesamiento de la información general y las habilidades para resolver problemas.

Inteligencia emocional y aprendizaje

Podemos afirmar que las emociones influyen en nuestros procesos cognitivos como lo son la memoria, en el lenguaje, en los niveles de atención e, incluso, en la toma de decisiones. Existen seis emociones básicas presentes en diversos contextos culturales: miedo, alegría, tristeza, ira, disgusto y sorpresa.

Las emociones son la expresión o respuesta de un organismo ante estados internos causados por un evento o estímulo (externos o representaciones). Las emociones se caracterizan por generar un comportamiento dirigido hacia un objetivo, conllevar un cambio en la cognición o percepción del mundo, ser evidenciables mediante gestos interpretados socialmente, ser inconscientes y automáticas inicialmente. 

Los sentimientos son experiencias introspectivas de un organismo que surgen a partir de la consciencia del estado emocional. Una característica del sentimiento es tener una valencia positiva o negativa (agradable o desagradable), producto del juicio consciente de la emoción 

Por lo tanto, se puede afirmar, entonces, que existen emociones sin sentimientos, pero no sentimientos sin emociones. Además, de esta forma, ambas serían medibles y cuantificables.

La inteligencia emocional viene a aportar positivamente al desarrollo del aprendizaje. Se conoce como inteligencia emocional a la capacidad de percibir con exactitud, valorar y expresar emociones. También es la capacidad de encontrar y/o generar sentimientos cuando éstos faciliten el pensamiento; y poder comprender y regular las emociones para promover el crecimiento emocional e intelectual.

Esta permite que las personas mejoren sus conductas y actitudes en el entorno de aprendizaje y se desarrollen habilidades como: autoconciencia, autoestima, autocontrol, empatía, comunicación y escucha asertiva. Es de suma importancia permitir que los estudiantes comprendan las emociones que experimentan frente a las situaciones que atraviesa, así como entender que es posible sentir diversas emociones. 

Los cuatro pilares de la inteligencia emocional

  1. Percibir las emociones: Percibir las emociones con precisión para así poder comprenderlas y responder a ellas de forma asertiva.  
  2. Razonar con las emociones: Utilizar las emociones para promover el pensamiento y la actividad cognitiva. Las emociones ayudan a priorizar aquello a lo que es primordial prestar atención y por tanto reaccionar, respondiendo de este modo emocionalmente a las cosas que captan nuestra atención.
  3. Comprensión de las emociones: Las emociones que percibimos pueden tener a una gran variedad de significados, por esto debemos de preguntarnos ¿cómo me siento?, ¿qué pienso?, ¿qué quiero?.
  4. Gestión de las emociones: Capacidad de gestionar con eficacia las emociones es crucial. La regulación de las emociones, responder de manera apropiada, y saber cómo y cuándo responder a las emociones de los demás, son todos aspectos importantes de la gestión emocional.
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Fomentando valores desde pequeños

Educar en valores es esencial e imprescindible en cualquier etapa de la vida, pero cobra especial relevancia en edades más tempranas. Los valores hacen que las personas nos comportemos tomando las decisiones adecuadas sin producirnos daño a nosotros mismos ni a la gente que nos rodea. Pero no es una tarea fácil, ya que no consiste simplemente en transmitir conocimientos de una forma teórica. Es una cuestión de actitud, y la base de transferir ciertos valores empieza en los entornos más cercanos del niño como la familia o la escuela. Teniendo en cuenta que debemos adaptarnos a las características y necesidades de cada niño, podemos empezar desarrollando la autoestima, empatía y sensibilización en relación con los problemas de los demás, para ir fomentando desde los primeros años de vida el respeto de los valores.

Educar en valores a los niños no es sencillo, pero sí necesario. Es fundamental empezar desde el hogar, no sólo a través de cuentos e historietas, sino con el ejemplo de los padres, abuelos o figuras de autoridad alrededor de ellos, ya que éstos constituyen figuras significativas para ellos. El castigo no siempre es la herramienta más educada para que los niños realicen los actos apropiados. Es mejor mostrarles lo correcto mediante el ejemplo.

Hoy en día, vivimos en una sociedad en continuo cambio, y en ocasiones, carente de valores. De ahí, que actualmente el hecho de tener ciertos valores personales y hacer que éstos formen parte de nuestra vida, desde una edad temprana, sea muy importante.

En la actualidad el núcleo de nuestra sociedad, la familia,  presenta serios problemas. Uno de los más grandes es quizás cómo enseñar responsabilidad a los adolescentes. Debemos recordar que esto comienza mucho antes: cuando son pequeños. Cuando son niños podemos ayudarlos a modificar sus conductas y poder entenderlas, la responsabilidad se enseña con el ejemplo y la práctica.

Pero ¿cómo enseñamos en la práctica a ser responsables desde pequeños? 

La responsabilidad requiere de información y de opciones. La información debe ser clara, ya sea en los beneficios y a su vez en las consecuencias que cada una de las opciones representa. Recuerden que toda causa tiene su efecto. En cuanto a las opciones, los adultos, en nuestro caso los educadores dentro del aula y los padres en el hogar deben presentar opciones reales y siempre delimitadas dentro de un contexto seguro y confiable.

Y ¿por qué es tan importante enseñar sobre responsabilidad a los más pequeños?

La enseñanza de la responsabilidad ayudará a los niños a reafirmar su autoestima, los límites a los cuales pueden llegar, aprender a colocarse en el lugar del otro, asimilar sus experiencias y por sobre todo a tomar decisiones eficientes, las cuales claramente les servirán para toda la vida.

La responsabilidad los ayudará a reafirmar su autoestima o a su vez a crearla, cuando los pequeños sienten que pueden tener la capacidad de influir sobre ciertas cosas les da la sanción de poder y esto reafirme su autoestima. La toma de decisiones es también un factor importante, dar libertad dentro de un límite establecido, es algo pequeño pero para ellos una gran decisión. Las normas y los límites nunca debemos olvidarlas.

Es importante siempre reconocer sus logros en el ámbito de la responsabilidad, y ante todo predicar con el ejemplo, no prometamos cosas que no podremos cumplir y después hagamos como si nada, recuerden que los niños y niñas son nuestros principales jueces.

Algunos de los consejos para educar en valores a los niños son:

  • Leer historias y cuentos en los que se muestra los valores que posee el protagonista. Los cuentos son significativos, sobre todo en la época de la infancia. Los niños siempre quieren parecerse al héroe/protagonista de la historia. De ahí que, si éste adopta conductas positivas, quieran ser como ellos y adoptar esos valores.
  • Dar el ejemplo, no sirve decirle al niño “no hay que ser egoísta”, si luego en casa los padres lo son. Predicar con el ejemplo es siempre la mejor opción. Además, debemos hablar con nuestros hijos sobre el por qué ciertos valores como el respeto, la honradez o la responsabilidad son tan importantes. y se refuerzan en el entorno escolar, el cual es clave para reforzar valores, como por ejemplo el respeto y la tolerancia.
  • Enseñarles desde muy pequeños los valores que se deben seguir. Cuando los niños son pequeños, no tienen muy claro lo que es correcto e incorrecto y se dejan llevar por las emociones. Por eso es importante que, desde los padres, profesores y entornos más cercanos, se les vaya instruyendo en ciertos valores, siempre con una justificación y de manera que el niño entienda el por qué hay que ser/comportarse de ciertas formas.
  • Decirles claramente (y en un lenguaje que ellos entiendan) lo que significan los valores. No podemos decir a nuestros hijos “eres muy leal”, si ellos no saben que significa. Es mejor dar una definición clara y sencilla de lo que significan ciertas palabras, poner ejemplos de cuándo se es así, e incluso apoyarnos en ciertas historias con moralejas para que lo entiendan mejor.
  • Ofrecerles nuestro apoyo. La confianza es esencial, y a través de los adultos los niños deben recibir ayuda y guías adecuadas para saber cómo reaccionar ante ciertas situaciones, e ir forjando poco a poco su personalidad.

Así como los niños y adolescentes requieren de la educación formal, también requieren de una educación emocional y educar en valores conlleva una enseñanza continua, no solo cuando son niños, es significativo a cualquier edad de nuestra vida.

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Atención, memoria y aprendizaje

Muchas veces expresamos o escuchamos estas frases típicas “no me acuerdo”, “se me olvidó”, “mi memoria es muy mala”, “no puse atención”, “pensé que estaba poniendo atención, pero estaba me desconcentré”, y otras relacionadas a nuestra memoria y atención. Es por esto, la importancia de reconocer cuando verdaderamente estamos aprendiendo y este conocimiento se haya insertado en nuestra memoria de forma exitosa. 

El aprendizaje es el proceso de adquisición de información, mientras que la memoria supone la codificación, el almacenamiento y la recuperación de la información aprendida.

El aprendizaje es una función compleja del cerebro que está vinculada directamente con otra función: la memoria. Aprender nos permite adquirir un nuevo conocimiento o habilidad, pero, para mantener este aprendizaje, necesitamos retenerlo en los sistemas de memoria, almacenándolo en función al tiempo o tipo de información, lo que implicará una modificación de las redes neuronales o plasticidad sináptica.

La atención se puede definir como la interfaz entre la gran cantidad de estímulos del medio ambiente y la limitada dosis de información de la que somos conscientes. En otras palabras, la atención es el mecanismo que permite seleccionar una fuente específica de estimulación, un grupo de pensamientos o un curso de acción; por ello, se encuentra directamente relacionada con la consciencia. Ha sido vinculada con el control voluntario y las acciones dirigidas hacia una meta. 

Tipos de memoria

  • Memoria sensorial: permanece milisegundos o segundos y deja huella en los procesos perceptivos y sensoriales, pero decae rápidamente.
  • Memoria a corto plazo: permanece segundos, minutos u horas. Es limitada en capacidad, permanece tiempo suficiente para que sus tareas se cumplan. 
  • Memoria a largo plazo: permanece horas, meses, años y décadas, es ilimitada en capacidad, requiere de tiempo para ser consolidada; y almacena los conocimientos de diversas maneras.
  • Memoria implícita: es la memoria de procedimiento, memoria motora y la memoria de mejoramiento por repetición.
  • Memoria episódica: está asociada a la información de los sucesos emocionales y eventos de nuestro pasado que han ocurrido en un momento y lugar. Sus operaciones dependen de la memoria semántica. 
  • Memoria semántica: es el sistema encargado de la adquisición, retención y utilización de conocimientos, como hechos y conceptos. 
  • Memoria procedimental: habilidades de adquisición de hábitos de estímulo-respuesta. Con la práctica, la habilidad se hace más precisa, por ejemplo: montar bicicleta, aprender a manejar carro, entre otras. 

¿Cómo sabemos que ha ocurrido un aprendizaje? 

El aprendizaje está relacionado con cambios relativamente duraderos en el comportamiento, como resultado de la experiencia, que mejoran la adaptación al medio. Osea, nuestra conducta cambió cuando hemos adquirido un aprendizaje. Sin embargo, para aprender y retener, el cerebro tiene que realizar muchas tareas. Entre ellas: codificar y almacenar la nueva información y utilizar esta información en el momento que se requiera.

¿Por qué recordamos algunas cosas y nos ‘olvidamos’ de otras?

El recuerdo puede ser rápido y automático en el caso de las respuestas reflejas condicionadas e incondicionadas. Es una reconstrucción del pasado que se basa no solo en la información originalmente adquirida, sino también en los nuevos conocimientos, motivaciones, sentimientos y experiencias que se recuerdan. Es, por tanto, un proceso activo cuyo resultado puede no ser idéntico a la experiencia original.

El olvido, más que una pérdida de la información almacenada (memoria), podría consistir en una mera incapacidad para acceder (evocar) a esa información. En otras palabras, es una pérdida real de la memoria que podría deberse a la falta de uso de las sinapsis involucradas, Sin embargo, suele ocurrir que las memorias aparentemente perdidas vuelven a ser accesibles cuando cambia el contexto externo o interno del sujeto.

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Impacto de la tecnología en el aprendizaje

A través de los sentidos, los niños y niñas empiezan a descubrir el mundo y construir conocimiento. A partir de la visión, tacto, audición, gusto y olfato, van aprendiendo a reconocer los atributos de los objetos. Todas las actividades y juegos a los que están expuestos los niños y niñas en la primera infancia, desde la dimensión sensorial y sus diversas capacidades, van construyendo información esencial para las demás dimensiones, principalmente la cognitiva. La organización de los recursos y la planificación de actividades sensoperceptivas deben estar presentes en los programas para el desarrollo infantil temprano.

Existen consecuencias dramáticas ocasionadas por una sobreestimulación o baja estimulación de los sentidos desde etapas primarias. De hecho, la selección de estímulos, en cada fase del ciclo de vida, posee un valor que ayuda a la adaptación de cada estudiante. La experiencia sensorial, como toda experiencia, tiene efectos en los circuitos epigenéticos que activarán el desarrollo de ciertas habilidades fácilmente. En cambio, la deprivación de estímulos puede desactivar el surgimiento de capacidades. En este sentido, no solo depende de nuestra biología o genética, se necesita de práctica, uso y potenciación de parte del medio ambiente. Las nuevas tecnologías, campos virtuales y ciberespacio originan una nueva dinámica, tanto en la educación escolar como en la relación entre padre-tutor e hijo. La última generación (generación Z o Linksters), posee herramientas digitales, teléfonos inteligentes, tabletas, ordenadores y otros artículos tecnológicos desde el nacimiento. Sin embargo, existe un lado negativo: la atención se ve disminuida en entornos que se convierten en “ruidosos/estorbos” digitalmente y hace difícil el desarrollo de habilidades de autorregulación.

Existen asociaciones entre ambientes de estimulación sensorial visual excesiva y la vulnerabilidad a desarrollar trastornos de atención y adicción. Como resultado, se ve comprometida la regulación de la cognición y los circuitos de recompensa, lo que conduce a comportamientos impulsivos. Estos cambios en las redes neurales necesitan cada vez mayor estimulación para generar satisfacción, similares condiciones se relacionan con la adicción y el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Los padres, tutores o educadores debemos tomar en cuenta tal información para generar acciones de prevención, pues es posible que se establezcan horas de uso de medios digitales dependiendo de la edad y la utilización en conjunto de padre-tutores e hijos. También, se debe evitar el empleo de aparatos tecnológicos durante descansos, horas antes de dormir y en las comidas o mientras se realiza alguna otra actividad diferente. 

No es lo mismo jugar con la tecnología, que aprender con la tecnología. Son muchos los motivos por los que las personas quieren tener y poseer una gama de aparatos electrónicos que simplifiquen la vida, no solo porque se han convertido en una necesidad, sino, que no se puede negar que la sociedad avanza rápidamente hacía un cambio en la forma de pensar, de circular información, y de pretender que todo sea más fácil. Pero se olvidan que la dependencia a estos aparatos: nos quita intelecto, vida, nos consume y por ende afecta nuestra salud visual y en general. 

La dependencia a estos aparatos o medios electrónicos también produce la aparición de cansancio, aumento del nivel de estrés, disminución en la capacidad de trabajo, irritabilidad, dificultad para concentrarse entonces el aprendizaje y las actividades realizadas a su alrededor serán recordadas por poco tiempo y la falta de sueño son solo algunas de las consecuencias patológicas del mal uso.

Cabe recalcar que para muchas personas se convierte en una necesidad inherente, ya sea por trabajo, estudio o un simplemente capricho el uso de dispositivos electrónicos, pero las posibilidades de consecuencias negativas por el uso inadecuado e incontrolado a estos dispositivos aparecen como un enemigo silencioso, cuando se presentan simplemente ya es demasiado tarde o el problema se hace visible y permanente, ante la adversidad por ser escuchadas dichas advertencias se hace necesario empezar a reducir su uso, no solo por la integridad física sino por los problemas psicológicos que puede generar en cada una de las personas el uso desmesurado de los aparatos electrónicos.

En el área educativa claro que se puede acompañar de la tecnología, para los niños y jóvenes la tecnología resulta como un factor de motivación y esto potenciará un aprendizaje significativo, siempre y cuando le demos un buen uso y cuidemos nuestra salud visual.

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El poder del sueño en el aprendizaje

Las investigaciones relacionadas con los periodos de sueño y vigilia demuestran la enorme importancia de este proceso para el buen funcionamiento del cerebro.

Además de tener funciones adaptativas, ayuda a nuestro cuerpo a adecuarse al entorno, a descansar y a recuperarse fisiológicamente. El sueño está relacionado con los procesos cognitivos, sobre todo, con la consolidación de los aprendizajes. De este modo, la falta de sueño puede disminuir la función de los sistemas atencionales, las destrezas motoras, la motivación, las habilidades del pensamiento, la memoria, las capacidades de planificación y ejecución. Una de las causas más frecuentes de alteración en el comportamiento es la sobreexcitación del sistema nervioso, dado que necesita del sueño y descanso para recuperar energía y consolidar aprendizajes. 

Al experimentar emociones a partir de la música, interviene la misma región cerebral que se activa ante otras actividades placenteras, como comer o reír. 

El sueño no solo tiene una función adaptativa o reparadora, sino que se relaciona con los procesos cognitivos y con funciones tan complejas como el aprendizaje y la memoria.

Los cuatro pilares del desarrollo de la salud de los niños y niñas son: una alimentación saludable y equilibrada, buenos hábitos de higiene, un ejercicio físico adecuado y el descanso. En una sociedad en la que cada vez se nos exige más, resulta muy complejo conciliar la jornada laboral o académica y los compromisos socio familiares con estos cuatro pilares fundamentales para una vida saludable, siendo el descanso la más afectada de todas.

¿Por qué es importante un descanso adecuado? 

Dormir es una actividad fundamental. Durante este proceso se llevan a cabo funciones fisiológicas imprescindibles para el equilibrio psíquico y físico del individuo, como, por ejemplo: reparar el organismo para un funcionamiento en condiciones óptimas, eliminación de residuos celulares del cerebro, y se consolida la información captada en los procesos de aprendizaje y memoria. 

¿Qué le puede ocurrir a mi cuerpo si no duermo lo suficiente? 

Si es frecuente, la falta de sueño ocasiona alteraciones metabólicas y endocrinas que incluyen la disminución de la tolerancia a la glucosa y de la sensibilidad a la insulina, cambios en el equilibrio de los sistemas principales del cuerpo, concentraciones elevadas de cortisol por la tarde, aumento del nivel de grelina (promueve el apetito) y reducción de los niveles de leptina (promueve la saciedad). Existe una relación entre la privación del sueño y el aumento del riesgo de obesidad y diabetes.

Tanto la música como el pensamiento y el aprendizaje van a estar estrechamente relacionados con la educación, llegar a enriquecer diversas y diferentes relaciones interpersonales, a mejorar nuestro conocimiento y aprendizaje, y finalmente evitar los estereotipos que existen en la sociedad. La música aporta beneficios en el proceso de enseñanza influye en la manera de actuar y de pensar de las personas y contribuye a modificar la forma en que los adolescentes conocen y comprenden la realidad que los rodea es una herramienta interdisciplinaria en el desenvolvimiento de la enseñanza. El aprendizaje puede fácilmente acompañarse de estrategias que incluyan la música de modo que exista conocimiento, motivación por aprender y enfrentar dificultades en nuestro ámbito social. La música aumenta la capacidad de recordar, procesa de forma sinfónica entre varias partes del cerebro a la vez provoca emociones ya sean positivas o negativas ayuda a la imaginación y la creatividad. 

El sueño afecta, también, a la función metabólica ya que ante la falta de éste se incrementan los niveles de las hormonas que regulan el hambre y el apetito.

La privación de sueño explicaría un alto porcentaje del fracaso escolar puesto que disminuye el tiempo de reacción, se produce una desaceleración de la velocidad de comprensión y aparecen episodios de somnolencia en el que se produce una desconexión de nuestra atención. Problemas con el inicio o el mantenimiento del sueño estarían directamente relacionados con una mayor incidencia de problemas de atención e impulsividad detectables en las puntuaciones de los test que determinan el Trastorno por Déficit de Atención. Se trata de habilidades básicas, lo que quiere decir que si un estudiante desarrolla problemas en esta área a causa de la falta de sueño, podría tener una repercusión sobre su proceso de aprendizaje. Además, afecta directamente a nuestra comunicación afectiva y a la interpretación de las emociones de otros.

 La calidad del sueño cambia en la vejez 

A través de los años se puede ver que el sueño se hace más corto. Esto puede deberse a un proceso de envejecimiento, a desórdenes del sueño o al desarrollo de malos hábitos para dormir. Al parecer, en la vejez, los pacientes presentan mayor sensibilidad a los estímulos ambientales por la noche, lo que naturalmente provoca un cambio en la calidad y cantidad de sueño. Además, los cambios inmunológicos y metabólicos asociados a la deprivación del sueño se evidencian fuertemente, pues la falta crónica de sueño origina hiperfagia (aumento excesivo por la necesidad de comer) y una elevación de la glucosa sérica debido a la resistencia a la insulina (prediabéticos).

Consejos para implementar una buena higiene del sueño 

  • Procurar los mismos horarios regulares para acostarse y levantarse.
  • Mantener buenos hábitos de alimentación. 
  • Evitar excitantes como bebidas energéticas y reducir o suprimir el consumo de azúcar.
  • Practicar algún ejercicio de relajación antes de acostarse.
  • Dar paseos o realizar actividad física a la luz del día. Esto facilitará el aumento de melatonina en la noche y, por consiguiente, un mejor sueño.
  • Repetir cada noche una rutina de acciones que ayuden a prepararse mental y físicamente para irse a la cama. Lavarse los dientes, ponerse el pijama, preparar la ropa del día siguiente…
  • Disponer de un entorno apropiado para dormir (silencioso, oscuro y con temperatura agradable).
  • Intentar reducir el desfase del horario del sueño entre los fines de semana y los días lectivos. Es común que los estudiantes se vayan a la cama mucho más tarde y se levanten más tarde, retrasando, de este modo, su ciclo natural de sueño.
  • Desconectarse de los aparatos electrónicos, al menos, una hora antes de irse a la cama. Estos aparatos tienen un espectro específico de luz que le mandan señales al cerebro, el falso mensaje de que deben seguir despiertos.
  • Eliminar cualquier dispositivo luminoso de la habituación cuando se va a dormir. La ausencia de luz facilita el inicio del sueño y ayuda a la metabolización de los residuos celulares acumulados durante la vigilia.
  • Si se acostumbra a dormir siesta, evitar que ésta dure más de 30 – 35 minutos, para evitar llegar a la fase III/IV del sueño. Esta fase se caracteriza por un sueño profundo y al despertarnos en ella nos encontraremos cansados y de mal humor, además de correr el riesgo de alterar el siguiente ciclo de sueño.
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