Estrés, ansiedad y depresión en adolescentes
Nuestro rol como adultos
La adolescencia es una etapa del desarrollo donde la tarea más importante a cumplir, según E. Erikson, es el poder responder la pregunta ¿quién soy?
Dentro de la búsqueda de esta respuesta, el adolescente se enfrenta a una serie de cambios tanto a nivel social, sexual, físico y de toma de decisiones.
En muchos casos, los adultos no manejan de manera asertiva las conductas y comportamientos de esta población, incurriendo en justificaciones o hasta minimizaciones de estados emocionales. Que si no se atienden a tiempo, pueden ocasionar situaciones lamentables.
Aunado a los cambios y retos esperados para esta etapa, muchas familias se enfrentan a modificaciones a nivel interno: divorcios y separaciones, nuevas familias y familias extendidas. Por lo que el camino del adolescente suele estar lleno de muchas emociones que no siempre sabe identificar o manejar.
Además, muchos colegios enfocados en lo académico, ofrecen currículos con validez internacional, que son altamente demandantes y que muchos estudiantes asumen sin comprender claramente lo que esto significa.
Estrés, ansiedad y crisis ansiosa
Las emociones, son y existen. Son necesarias para que todos crezcan a nivel emocional y permitan el desarrollo de habilidades que van a ser necesarias para el resto de la vida, pero, ¿cómo identificar cuando uno de nuestros adolescentes está experimentando un estado emocional y cuándo lo que está ocurriendo es un incremento o escalada en la intensidad de esa emoción?
Como padres, cuidadores y responsables de los jóvenes tenemos la responsabilidad de observar muy bien lo que ocurre y expresan nuestros jóvenes de manera que podamos distinguir la intensidad de cada emoción.
Estrés
Según la Organización Mundial de la Salud, el estrés es: “el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara el organismo para la acción».
Es decir, cuando hay exámenes, proyectos por entregar, presentaciones artísticas, deportivas o culturales, es decir, ante un evento que se puede identificar, es “normal”, que nuestros adolescentes experimenten cierto grado de estrés, que les permita lograr su objetivo.
No obstante, si este estrés o presión les ocasiona reacciones exageradas a nivel físico y de pensamiento debemos poner atención y atender lo que ocurre con la importancia que requiere ya que podría confundirse el estrés con la ansiedad.
Ansiedad
Es una emoción, donde se experimenta una sensación de un peligro amenazador en que la causa no está totalmente reconocida por la persona y en el que la sensación de miedo es evidente y poco controlable.
La ansiedad, a diferencia del estrés, no tiene razón aparente identificable, son nuestros pensamientos que se imaginan cosas que no han ocurrido y que centra su atención en eso impidiendo nuestro desempeño regular.
La ansiedad presenta algunos síntomas físicos que se pueden observar con facilidad entre ellos:
- Sensación de nerviosismo
- Sensación de mucha actividad o agitación
- Sensación de peligro inminente
- Aumento del ritmo cardíaco
- Respiración acelerada
- Sudoración
- Temblores en diferentes partes del cuerpo
- Sensación de debilidad o cansancio
- Problemas para concentrarse o para pensar en otra cosa que no sea la preocupación actual
- Tener problemas para conciliar el sueño
- Padecer problemas gastrointestinales
- Tener dificultades para controlar las preocupaciones
- Tener la necesidad de evitar las situaciones que generan ansiedad
Es importante comentar que existen diferentes tipos de ansiedad: como la agorafobia, la fobia social, la ansiedad por separación, el trastorno de pánico entre muchos otros más.
Depresión
Según el DSM V, la depresión es un trastorno frecuente que implica un estado de ánimo deprimido y/o la pérdida casi completa de interés o placer en actividades que antes se disfrutaban; son frecuentes las manifestaciones somáticas por ejemplo cambio de peso, alteraciones del sueño; dormir mucho o muy poco y las cognitivas, dificultad para concentrarse o disfrutar de actividades que antes le daban satisfacción.
Al revisar la definición se puede observar que los síntomas o características de estos estados emocionales nos dan señales de alerta y es nuestra responsabilidad apoyar a nuestros hijos – hijas para darles el apoyo que necesitan.
Es importante atender los síntomas de un posible cuadro depresivo, ya que los síntomas pueden incrementarse hasta provocar en los jóvenes, ideación o intento suicida.
Si en algún momento su hijo o hija manifiesta deseos relacionados con la muerte, no minimice, ni ignore, actúe de manera inmediata y llévelo lo antes posible a una valoración con el médico especialista en psiquiatría.
Recuerde estar pendiente y no incurra en el error de asumir que las dificultades que presentan los adolescentes son propias de la edad y que son “pasajeras”. Ya que quedarse culpando a la etapa de la adolescencia de los cambios de humor y conducta puede conllevar a situaciones de riesgo para ellos, como la ideación e intento suicida, que ya de por sí según datos de la OMS es la segunda causa de muerte en el mundo, donde Costa Rica, definitivamente no se queda atrás.
Si necesita ayuda al respecto, contáctenos.